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Cómo convertirse en profesional del póker

Borja Gross logra ser el primer Top Shark español y se une al equipo de Winamax

Cómo convertirse en profesional del póker
Borja Gross, primer ganador de la Top Shark Academy en España
Federico Marín Bellón el

Malagueño de tatarabuelo alemán, Borja Gross se ha proclamado a los 29 años campeón de la primera edición de Top Shark Academy en España. Se convierte así en miembro del equipo profesional del equipo Winamax y en el tercer representante español del conjunto francés, junto con Leo Margets y Adrián Mateos. Timotyy (su nombre de guerra) podrá jugar torneos en vivo gracias al premio, valorado en 50.000 euros. Debutará en la gran final del Winamax Poker Tour, en Madrid, del 26 al 29 de marzo. 

En esta entrevista telefónica, Gross nos cuenta cómo ha sido hasta ahora su carrera. Por sus respuestas se ve que ha vivido numerosas experiencias y que no cumple con los estereotipos de joven malcriado: además de estudiar, nunca ha dejado de trabajar, primero como profesor particular de matemáticas y física, y luego en diversos trabajos, como recepcionista de hotel y colgando publicidad, antes de dedicarse al mundo del póker, en el que también ejerció como crupier.  

Borja Gross no ha ganado el Top Shark siendo ningún principiante, por otro lado. Su carrera se ha desarrollado por internet, sobre todo, pero en vivo llegó a jugar en las WSOP de Las Vegas, donde jugó el Main Event y logró entrar en premios. «Lo considero uno de mis principales triunfos. Cuando empiezas y ves vídeos sueñas con ir allí, y encima entré en premios. Espero repetir torneazo».  

Primeros pasos

Los comienzos de Gross con los naipes son como los de tantos jóvenes, aunque él se lo toma un poco más en serio y demuestra grandes ganas de aprender: «Hasta los 18 años no sabía ni las reglas. Fui a Madrid y me enseñaron en el colegio mayor. Me pica la curiosidad, empiezo a ganar timbillas con amigos y uno del colegio me cuenta que tiene un amigo profesional con un equipo de estudio en Mallorca. Empiezo en un foro online y conozco a  gente que quiere ser pro». 

«¡No saltes!» , dice Gross en su cuenta de Instagram

Borja se va entonces un año de Erasmus a Alemania, lo que le deja más tiempo para jugar. Poco a poco va subiendo niveles online, pero siempre separa «el dinero del póker y el de la vida». Otro paso en su carrera fue empezar a trabajar como crupier en Baden-Baden, lo que considera una especie de prácticas. «Jugaba a adivinar las cartas de los clientes y ya no podía aguantar más. Me sentía preparado para jugar». Entonces volvió a España y dio el salto más arriesgado: dejar la carrera. «Me voy a hacer coaching a Uruguay cuatro meses con un buen pro». 

Drama familiar

Aquí surge también el típico conflicto familiar. «Los primeros años, mientras aprendía, llevaba una vida paralela que no conocían», cuenta, pero entonces surge la oportunidad y decide dejar o aparcar la carrera. «A mi madre se le vino el mundo encima. No se lo tomó nada bien. Sufrí bastante por ellos, porque no entendían. Era buen estudiante, ya llevaba tres cursos de Físicas y lo pasaron bastante mal, pero yo lo tenía muy claro». 

Borja Gross no se arrepiente. «Fue mi primera decisión totalmente consciente y responsable. Asumí todos los riesgos. Siempre estás condicionado, tratas de seguir el camino que quieren tus padres para ti, pero no me veía haciendo eso toda mi vida… aunque tampoco me veo de jugador toda la vida, pero quería explorar ese camino». 

Otro momento crítico fue cuando volvió de Alemania a España y se encontró con que acababa de entrar en vigor la regulación del juego. «Tenia la opcion de asentarme como cualquier jugador semiprofesional pero para hacerlo bien de verdad hay que salir. El tráfico en España tenía limitaciones». Entonces se va a Inglaterra, donde vive tres años. 

En el paraíso

Allí acaba hasta las narices del clima y de la forma de vida, por lo que decide escaparse con varios amigos unos meses a Costa Rica, donde montan la oficina y vuelven a disfrutar de la vida. «Hay sol y alegría, allí la gente es feliz y se preocupa de que el resto también lo sea», asegura. Todo fue felicidad en esa breve época, aunque visto en retrospectiva se arrepiente de no haber sido más consciente del momento único que vivían. «Eran épocas muy buenas para póker online. Había muchos meses en los que un jugador podía ganar entre 10.000 y 25.000 dólares fácil. Eso pasó. Ya es un mito. Es la espinita que te queda. Era joven e inmaduro y no era consciente de la oportunidad que tenía». 

Así da gusto trabajar. Foto: Instagram

Después de Costa Rica volvió a España, donde intentó llevar una vida más estable. Volvió a estudiar y dejó un poco el póker online, aunque nunca del todo. «Jugué más en vivo y me apunté a Económicas, con idea de aplicar todo lo aprendido en el póker, que tiene mucha relación con la bolsa y la gestión de la banca». Pero solo fue un parón en su carrera como jugador. «Para mí no es importante el título, sino lo que aprendes estudiando. Me gustaría tenerlo para dárselo a mi madre, pero a mí no es la vida que me llama y sé que siempre voy a tener otras opciones. El mundo cambia mucho y lo que se valora son los resultados, no lo que tengas debajo del brazo». 

Jugar con cabeza

Gross siempre se ha rodeado de gente «con buena cabeza». «Siempre lo he hecho bien. He conocido muchos tipos de jugadores y he visto el mundo que se teme, gente que gana mucho y se lo gasta todo en una noche…». Su perfil, insiste, era diferente, menos de casino, ellos eran «jugadores online, ingenieros, con carrera…». «No hace falta saber matemáticas, pero sí que la gente que tiene afinidad por una lógica matemática puede llegar a tener más interés para dedicarse a este mundo. No hay que ser un genio. Yo soy de un perfil más intuitivo». 

–¿Es compatible la vida del jugador con la familiar?

Es difícil, a no ser que encuentres a una persona con otra vida poco convencional o emprendedora o que sepa lo que que es el sacrificio a corto plazo para mejorar una vida futura. 

–¿Tienes trazado algún plan de vida?

–Antes no lo tenía, pero mi idea no es dedicarme para siempre, sino aprovecharlo al máximo y poder estar unos años trabajando y cuidando al máximo nivel y luego hacer la transición a la enseñanza, en el póker o en el mundo de las inversiones. La idea es tener una vida algo más estable. Hasta ahora me he tenido que cambiar de país y las relaciones emocionales no han podido ser estables. En estos próximos dos o tres años espero vivir en un lugar que me guste y generar lazos. 

–¿Cómo esperas que sea tu año en Winamax?

–Va a ser movido. Voy a viajar más de lo planeado a priori, pero siempre me ha llamado mucho la atención, aunque no he sido profesional del vivo por la varianza y por tanta emoción. Ahora es el momento. 

–¿Sientes la responsabilidad?

–Haber salido como pro de Winamax me da una mayor exigencia. No es que haya llegado a la meta. Voy a estar en el ojo público y quiero estar en mi mejor nivel, estudiando más que nunca y jugando online. Quiero ser el mejor jugador posible. Mi objetivo es convertirme en uno de los mejores en mis niveles. No tengo intención de jugar super high rollers. No quiero jugar con presión.

–¿Será duro?

–Duro, duro, pero me motiva bastante. Siempre lo he querido hacer, tener la excusa perfecta para tener que perfeccionar mi juego al máximo. Ahora tengo una rutina de juego-estudio-juego-estudio. Es lo único que hago ahora. Dedico 8 o 10 horas  a jugar y una o dos de estudio. 

–¿Cómo es la sensación de sentarse ante los mejores? ¿Puedes llegar a sentirte dominado?

–La sensación de ser dominado la vive el jugador que no está en su máximo nivel y sale de su zona de confort. Vas a un torneo con estos megabuenos, que han salido en la tele o son famosos y pueden intimidar, pero ante esa incertidumbre de no saber si lo haces bien al cien por cien la única forma de bajar la ansiedad es estudiar, para saber que tu juego es correcto.

Borja Gross vivirá un año como miembro del equipo profesional de Winamax

–¿Estás preocupado por la varianza? Un año en vivo parece largo pero es una muestra muy corta de torneos, que pueden salir muy bien o muy mal. 

–No puedo controlar lo que la gente piense de mí pero sí mi sensación. Afronto el año sabiendo la realidad del momento. Jugaré entre 15 y 25 torneos. Tengo programas para calcular mi ROI (retorno de inversión) y la varianza es asumible. Acepto la realidad antes de que pase, que la mitad de las veces no voy a cobrar nada o casi nada. Cuando no haces nada espectacular, la gente piensa que eres malísimo. Como usuario medio no suelen entender la profundidad que hay detrás de la varianza de los torneos en vivo. Si no pincho dirán que soy malo, pero no me preocupa si eso viene. 

–¿Qué piensa ahora tu madre?

–Está orgullosa y entiende cada día más mis decisiones. Nuestra relación es mucho más cercana. Antes se mezclaba la falta de confianza con la falta de claridad de los 22 años. 

(En casa de Borja son cinco hermanos, no obstante, y su madre nunca dejó que enseñara a jugar al pequeño, que acaba de cumplir 18. «Él compartía toda mi ilusión, pero siempre respeté el deseo de mi madre»). 

–¿Cuál ha sido tu mayor error en el póker? 

He tenido bad beats como todos, en el póker y en la vida, pero de los errores individuales el mayor que me he tenido que perdonar, y ha pasado tiempo hasta que lo he conseguido, era ver retrospectivamente la época de oro del póker, que no aproveché por no ser consciente. Lo gestioné mal. No fui responsable con la oportunidad que tenía. Eso fue durísimo. No es que la motivación sea solo el dinero, porque el juego me encanta, pero cuando le dedicas tantas horas, tienes que ser consecuente y responsable. Fue un error «macro» que me he perdonado y quiero aprovechar esta nueva oportunidad infinitamente y poner todo de mi parte. 

–¿Y el momento más duro?

–En Inglaterra pasé una época durilla personal. No veíamos el sol, no conocía a la gente, estuve deprimido. seis meses sin móvil, sin hablar con nadie, comía mal, no salía de casa… Fue cuando dijimos: no queremos estar aquí. Cuando lo pasas mal te das cuenta de lo que es importante para ti. ¿Para qué quiero el dinero si no estoy viviendo? ¿Qué estoy haciendo? Prefiero ganar menos y volverme a España. 

–Danos algún consejo para la gente que empieza o está atascada.

–Mi consejo es aprender lo máximo posible e invertir en coaching, tener un modelo que seguir es lo que más me ha ayudado. Y si puedes llegar a un punto en menos tiempo, todo lo que inviertas antes es inversión a largo plazo. Luego, he conocido muchos jugadores técnicamente mejores que yo pero lo más importante es tener esa mentalidad de controlar las emociones, el tilt, tener una buena rutina y un buen ambiente, que no es solo póker. Hay que comer bien, dormir bien… En Uruguay aprendí que no era meterte en una habitación a grindear 20 horas seguidas como solía a hacer en Alemania. Tienes que cuidar tu estado de forma mental y prepararte. Cuando vienen malas rachas tienes que estudiar y coger perspectiva. 

–Dormir bien no parece fácil para la mayoría de jugadores, sobre todo porque los principales torneos se juegan por la noche. 

–El estilo de jugador de póker en vivo es una montaña rusa y es muy difícil que la vida de casino sea sostenible. Por eso siempre me ha ido más una vida online, más estable y organizada. Le doy mucha importancia, porque es fundamental. Este año será un reto para mí llevar una vida integral en todos los aspectos mientras paso doce horas en un casino. 

–¿Por eso también jugabas menos torneos que cash por internet?

Me encantan los torneos, pero los horarios me descolocaban mi vida entera.. Me llegué a prohibir jugar torneos, porque afectaba a mi alegría y mi día a día. 

–¿Conoces bien a tus nuevos compañeros en Winamax?

He coincidido con Adrián y Leo en algún torneo y siempre me han caído muy bien. Del equipo francés conozco a algunos personalmente y son gente con la que sé que voy a encajar bien. A nivel técnico cada uno tiene sus preferencias, pero sé que voy a aprender un montón de todos. 

–Esta exposición pública será nueva para ti. ¿Estás preparado?

–Quiero que me conozcan como soy. Me siento en un momento bueno y no me importa la exposición. Tengo confianza conmigo mismo. Me ha costado mucho. Antes no me gustaban las redes y me costaba salir y ahora estoy más seguro de lo que quiero y de quién soy.

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