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Cómo puede mejorar tu vida gracias al póker

Cómo puede mejorar tu vida gracias al póker
Federico Marín Bellón el

¿Qué pinta un psicólogo en el mundo del póker? Carlos Limones ya apareció citado en este blog como miembro activo de las clases magistrales que organiza PokerStars, pero esta vez responde de forma más extensa a esta cuestión y nos revela no sólo la utilidad de su especialidad entre los jugadores, sino qué aplicaciones puede tener la práctica de este juego en lo que César Santos Fontenla solía denominar «la llamada vida real».

Carlos Limones es un especialista en psicoterapia, en trauma y en psicología infantil. Además, lleva un tiempo dedicado al «coaching emocional» en el ámbito del juego. Él mismo explica su aproximación al póker: «Como todo el mundo, me inicié jugando con los amigos. Poco a poco me fui interesando en las variables psicológicas que pueden influir en su desarrollo, me preguntaba por qué unos ganan más que otros. Podría ser azar, como piensa mucha gente, pero no es una explicación suficiente y me interesé por las variables psicológicas. Leí mucho, busqué información y, a partir de ahí, empecé a colaborar con Pokerstars en la elaboración de cuestionarios para detectar tipologías de jugadores, un pequeño estudio para establecer la correlación entre habilidades que se entrenan en el póker y las de la vida cotidiana».

Carlos Limones asesora a una jugadora

¿Le sirve la psicología para ganar a los demás en las mesas, para cazar faroles, por ejemplo? «Cuando hago el coaching lo hago desde una perspectiva externa. No juego, sino que me limito a observar. Toda mi energía está concentrada en eso, en el comportamiento no verbal, para poder predecir los movimientos a partir de ciertos patrones. Cuando juego, es más complicado, porque tienes que gastar una energía en gestionar tu propia jugada, pero por supuesto intento utilizarlo y ser bueno. He trabajado mucho esos aspectos y también los controlo en mí mismo. Da buenos resultados».

Su capacidad para la observación, en cualquier caso, estará más entrenada y será útil: «Sin duda, Es algo que está perfectamente estudiado. Un jugador predecible es carne de cañón. Si el póker tiene en torno a un 30 o 35 por ciento de variables correspondientes al azar, el resto son habilidades que se pueden entrenar».

Además del apartado referido a los gestos, ¿trabaja también la forma de afrontar el juego desde el punto de vista psicológico? «Dentro del coaching hay varios grupos. Por un lado está el comportamiento no verbal, esos rastros que se dejan, y luego el aspecto puramente emocional. Si un jugador lleva perdiendo varias manos seguidas, es fácil dejarse llevar por esa sensacion de frustracion y, en la siguiente mano, querer recuperar todo lo perdido. Desde esa perspectiva, toma decisiones mucho más arriesgadas y aumenta la probabilidad de seguir perdiendo. Enseñamos a poner un cortafuegos para no entrar en barrena».

«También existe el peligro contrario, la euforia por ir ganando», explica. «Es igual de irracional y erróneo que actuar bajo un estado emocional negativo. Hay que ser, entre comillas, lo más parecido a un robot.

¿En qué nos puede ayudar el póker? «El juego comienza en la infancia. Jugamos para entrenarnos en habilidades en la vida cotidiana. Los niños aprenden con los juegos distintos roles, juegan como modo de entrenamiento para extraporarlo a la realidad. Después, no dejamos de aprender a lo largo de nuestra vida y el póker es un claro ejemplo. Las habilidades del póker se extrapolan a la vida cotidiana. Hay estudios que lo corroboran». En la Universidad de Harvard, por ejemplo, tienen entre sus programas de estudio de la rama empresarial clases de “Strategical Poker Thinking”. «Lo estudian como metáfora de la vida, en este caso aplicado a las habilidades directivas, de gestión, etcétera». (Las clases funcionan desde 2007, a cargo del profesor Charles Nesson).

Carlos Limones observa a los jugadores en una de las clases magistrales en las que participa

Carlos Limones señala incluso varios puntos en los que el póker nos puede ayudar fuera de las mesas:

Capacidad para seguir una dieta. Ser fiel a una estrategia sin dejarse llevar por el premio o el refuerzo instantáneo nos entrena para llevar una dieta a rajatabla o no faltar al gimnasio. «Si buscamos un premio inmediato estamos condenados al fracaso. Los proyectos que nos hacen crecer y desarrollarnos son aquellos en los que el premio viene a medio o largo plazo, igual que en el póker. No podemos esperar ganar muchas fichas a corto plazo, sino ser fieles a una estrategia. A veces no vendrá el premio, pero aumentas mucho la probabilidad de obtenerlo».

Afrontar las discusiones. Una buena gestión del estrés permite ser menos vulnerable y afrontar y racionalizar la toma de decisiones en situaciones de estrés, como una discusión familiar, un problema con el vecino o la exigencia de un cliente en el trabajo.

Entenderse mejor con el jefe. El póker ayuda a mejorar la empatía, la capacidad de ponernos en el punto de vista del otro, jefes o compañeros, para inferir lo que está pensando o sintiendo y actuar en consecuencia.

Ser más flexible ante cambios inesperados. Las situaciones imprevistas nos hacen vulnerables. El póker te entrena a sobrellevar los giros más radicales.

Mejorar ante situaciones que no dependen de nosotros. El éxito en el póker se debe más a nuestra habilidad que a la suerte, pero siempre hay factores incontrolables que debemos aprender a manejar. «Un ejemplo es la tolerancia a la frustración. Puedes tener una buena estrategia, estudiar las probabilidades de ganar, estudiar bien a los jugadores y aun así no ganar esa mano. Pocas veces las cosas salen como las pensamos en la vida cotidiana. Esas emociones se aprenden a controlar y el póker en ese sentido es muy bueno».

Entrenar la memoria. Los grandes jugadores son capaces de almacenar multitud de datos simultáneos: sus cartas, las de los adversarios, sus gestos, las probabilidades de ganar cada mano… El póker, como el ajedrez, mantiene activo ese disco duro.

Negociar con habilidad. Hay multitud de situaciones en las que el póker nos enseña a negociar, a ser más duros o más flexibles, a imponernos o a aceptar que, a veces, una retirada a tiempo es una victoria.

Entrenar como un deportista de alto nivel. «Los deportistas profesionales tienen que estar constantemente en estados de activación y de estrés en la competición. El póker es un buen entrenamiento en gestionar ese tipo de estados. En el póker se compite. Es un juego psicológico fundamentalmente, con dosis elevadas de adrenalina. Es normal que haya muchos deportistas de alta competición que se sientan atraídos».

Mejorar la vida de los pacientes. Cuando explico determinadas estrategias de cambio les pongo ejemplos de póker e incluso hay vídeos en YouTube de partidas y campeonatos en los que se ven muy bien determinados aspectos. Cuando trabajo las habilidades sociales, la afectividad, les pongo el juego como ejemplo y les recomiendo enlaces para comentarlos. Todos esos recursos los trabajo. El póker se ha vuelto muy popular, además, y hay pacientes que juegan y les animo a que observen su comportamiento en la partida y qué nexos tiene con su vida cotidiana. Muchos se sorprenden muchísimo de dejar rastros muy similares».

Ludopatía

No quería terminar la conversación con Carlos Limones sin hablar de la ludopatía, la cara B del juego. «Está comprobado que en el póker y en juegos que tienen que ver con habilidades psicológicas en mayor porcentaje que el azar hay menos incidencia de la ludopatía que en la ruleta, el blackjack o las máquinas tragaperras», asegura el psicólogo. «Además, los jugadores profesionales son un claro ejemplo de cómo se toman el juego como trabajo con una serie de objetivos. Cuanto más sabes, más autocontrol tienes. En el póker también hay problemas, pero se producían más en la época de la clandestinidad, cuando estaba asociado al consumo de alcohol y a lo prohibido».

«Por supuesto», añade, «nadie está exento y alguien con una determinada predisposición puede desarrollar una ludopatía. El póker no es la solución, pero al depender más de factores como la habilidad, ese tipo de jugador es mucho más probable que pierda y tendrá menos ganas de jugar a largo plazo. Probablemente deje el póker y se enganche a otro juego».

¿Por qué hay grandes jugadores de póker que controlan su juego y cuando se levantan de la mesa «desbarran» en la ruleta o los dados? «Los profesionales, al estar muy entrenados, precisamente por eso son buenos, pero también pueden actuar de manera distinta en una partida de póker a cómo lo harían en otros ámbitos. Todas esas habilidades se extrapolan y después de jugar nueve horas buscan vías de escape. Después de soportar un nivel de concentración muy elevado, contrarrestan ese exceso de gasto energético con otra cosa en la que no se destina ninguna energía mental. Es una vía de escape».

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