La cuarta ronda de la Copa del Mundo de Ajedrez está siendo necesariamente dramática. Solo ocho jugadores pasan a cuartos de final. De momento, se han clasificado Nikita Vitiugov (quien después de cargarse a Karjakin ha eliminado a Wesley So), Maxime Vachier-Lagrave (verdugo de Peter Svidler) y Yu Yangyi, que se quitó de encima a otro gran maestro que siempre cuentra entre los favoritos, el ruso Ian Nepomniachtchi.
Además, en la jornada del sábado se han visto dos recuperaciones de bola de partido. Leinier Domínguez necesitaba ganar para equilibrar el duelo contra Alexander Grischuk. Lo hizo, al igual que el sorprendente chaval de 18 años Jeffery Xiong, quien después de superar al número cuatro del mundo, Anish Giri, igualó el marcador frente a Jan-Krzysztof Duda (19). Ding Liren, por su parte, lo pasó muy mal pero mantuvo el empate ante Kirill Alekseenko. Todos ellos deberán pasar mañana por el sufrimiento de las partidas de desempate, en las que también veremos la prolongación de los partidos Aronian-Le Quang Liem y Radjabov-Mamedyarov, que mantienen su rosario de tablas.
Entre las partidas celebradas, merece la pena repasar la victoria del viernes del ruso Vitiugov ante So, calificada por algunos expertos como una obra de arte posicional. Fue muy movida también la victoria de Domínguez contra Grischuk, no exenta de errores. El ruso se lió con su ataque y, en posición complejísima, de repente se vio perdido. Le ayudó en la tarea su peligrosa afición a apurarse de tiempo. La Copa del Mundo aún habla español.
Muy valiente fue también Xiong, que planteó una lucha de enroques opuestos que desconcertó a Duda. Yanyi, por último, se lanzó a la yugular de la defensa Grunfeld de Nepo, que no supo mantener la calma en medio de la tormenta en la que el chino había convertido el tablero. El ruso confesó que estaba «un poco triste» después de dejar escapar dos partidas en las que tuvo ventaja.
Justo lo contrario hizo Ding Liren, que necesitaba jugar como una máquina para no perder el hilo en otra posición desequilibrada y respondió como acostumbra, jugando prácticamente siempre lo que recomendaba el ordenador. A este chico habría que escanearle el cerebro, por si acaso.
Ajedrez Federico Marín Bellónel