La agencia Efe informa este martes desde Cracovia de la invención del «ajedrez diagonal», que si no existía era por algo. El doctor Zbigniew Kokosinski, de la Universidad de Tecnología de la ciudad polaca, ha diseñado una modalidad de nuestro juego favorito que recuerda a las damas chinas. Puede que sea el hallazgo del siglo, pero a simple vista se le ven algunas costuras y parece un disparate.
Si es una broma, está demasiado elaborada, porque Kokosinski es un científico de apariencia respetable y una razonable presencia en internet. Quizá despiste el hecho de que «sinski» signifique «chino» en polaco, dato que agradará a los aficionados a las conspiraciones.
En cualquier caso, Kokosinski asegura que la idea es original y que no ha encontrado nada parecido en las páginas web de ajedrez. En la imagen de abajo se puede apreciar mejor la disposición de las piezas que propone.
De entrada, parece una posición más antinatural y menos jugable que la peor de las posiblidades del ajedrez960 por el que abogaba Bobby Fischer. Sería necesario conocer las reglas y probarlo para hacer un juicio justo, pero parecen tener un poder exagerado el peón blanco de la columa a y el negro de la h, suponiendo que muevan igual y no en diagonal. Y en ambos casos la coronación está solo a tres pasos.
Otra curiosidad es que falta un peón. Cada jugador tiene quince piezas en total, en lugar de las 16 de (casi) toda la vida. La magia de los números se viene abajo. Y si se permite el enroque, no parece un movimiento demasiado sano. Que uno de los caballos carezca de salto legal en la primera jugada también resulta cruel para la más libre de las piezas. No seguiremos especulando, pero a simple vista son preferibles el ajedrez 3D de Star Trek y The Big Bang Theory, el de Alicia de Lewis Carroll o incluso el Kriegspiel, el ajedrez raro al que jugaba Steve Jobs.