La final de la Copa del Mundo de Ajedrez sigue igualada después de las dos primeras partidas. Con negras, Ding Liren (o Diren Ling) demostró que es una roca (una piedra que estudia mucho, además), pero con blancas llegó a estar perdido contra Levon Aronian, quien luego se lió en los apuros de tiempo. El armenio falló en el remate con una posición ganada, por lo menos en opinión de las máquinas. Lo que queda de final puede ser muy duro psicológicamente para él por las pocas oportunidades que concede el chino. Hay que tener en cuenta, además, que en los desempates a ritmo más rápido este último es incluso favorito. De hecho, tiene un +3 en los enfrentamientos previos entre ambos (tres victorias y cuatro tablas, todas en ajedrez clásico). Un motivo más para que a Aronian le cueste conciliar el sueño esta noche.
Las cosas se han calmado un poco en Tiflis (Georgia) después de la épica semifinal que el armenio ganó a Maxime Vachier-Lagrave. Con la vuelta al ajedrez clásico han desaparecido los errores de bulto, aunque los fallos siguen agazapados para saltar a la menor oportunidad, como hemos visto este domingo.
La sala de juego, espectacular, invitaba a culminar alguna obra de arte. Aronian, uno de los jugadores más creativos del circuito, debería sentirse en su salsa. En la primera partida, sin embargo, Ding demostró estar muy bien preparado y neutralizó con insultante facilidad todas las amenazas de las piezas blancas. Las tablas se firmaron en solo 35 jugadas.
La segunda partida fue mucho más dura, como prueba el hecho de que se alcanzara la jugada 75. Aronian jugó de forma magistral y también igualó sin ningún problema, con negras. Sin necesidad de aprovecharse de ningún error evidente (Liren no los comete), a partir de la jugada 30 empezó a acumular ventajas minúsculas, que sumadas se convirtieron en un peón a de instinto asesino. Levon no tenía ventaja de material, pero el único que maniobraba en busca de la victoria era él.
En los momentos decisivos, sin embargo, no anduvo fino y ahí el chino se agarró a la vida con fiereza. Enseguida se hizo evidente que no se le puede perdonar, porque es bastante tacaño concediendo oportunidades.
Aquí Aronian falló por primera vez:
«No tan fácil de calcular», valoró Din Liren en la entrevista posterior a la partida, cuando Anastasia Karlovich (tiene mérito su trabajo no solo como excelente fotógrafa) le contó las líneas críticas. «Tuve suerte y pude escapar», añadió.
Poco después, Aronian desperdició su última opción de triunfo:
En lugar de esto, el armenio jugó Re5 y a partir de ahí Ding Liren fue implacable como defensor, rápido y preciso, sus dos mejores virtudes.
Quedan dos partidas y el gran maestro chino, el primero que jugará una final de Candidatos, parece cada minuto más peligroso. De momento, sigue invicto después de salvar varias bolas de partido.
Todas las partidas se pueden ver completas en la página web del torneo.
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