Cuatro rusos, un armenio, un azerí, un búlgaro y el indio Viswanathan Anand luchan desde este jueves en la ciudad rusa de Janty-Mansisk por el derecho a disputar el campeonato mundial de ajedrez a Magnus Carlsen. En el caso de Vishy, ganar el Torneo de Candidatos le daría la oportunidad de tomarse la revancha después de ser derrocado el año pasado en su propia casa.
Tras la ceremonia de inauguración del miércoles y con el comienzo de las partidas entre estos ocho gigantes del tablero, se consolida un Torneo de Candidatos que es todo un clásico del calendario y que, con algunos altibajos, se celebra desde 1950. Aquel año vio la victoria del gran David Bronstein en Budapest. El ganador en Rusia tendrá medio año para preparar el asalto al título, un fortín que parece inexpugnable en manos del joven prodigio noruego que lidera la clasificación mundial. El duelo ya tiene fechas (del 6 al 25 de noviembre) y bolsa de premios (casi dos millones de dólares), pero la ciudad todavía está por determinar, aunque se cree que Oslo y alguna ciudad estadounidense presentarán sus candidaturas. El ajedrez mundial tiene a su campeón más carismático en varias décadas y eso atrae al dinero.
Para evitar suspicacias nacionalistas, la Federación Internacional (FIDE) ha dispuesto que los rusos se enfrenten entre sí en las primeras rondas de cada vuelta. Se cumple así el viejo sueño de Bobby Fischer, quien ya denunció en los años sesenta que los soviéticos se ponían de acuerdo para favorecer a su ajedrecista mejor colocado, o al que eligiera el Kremlin.
Los favoritos este año son el armenio Levon Aronian, segundo del mundo con 2.830 puntos Elo, y el ruso Vladimir Kramnik, tercero con 2.787. Este cuenta con la enorme experiencia que supone haber sido campeón del mundo (venció a Kasparov, nada menos). En el último Candidatos, además, empató a puntos con Carlsen en un sprint de infarto. El Elo y la edad, 31 años frente a 38, juegan a favor de Aronian, quien deberá demostrar por fin que además de talento tiene hambre de gloria.
Los tapados
El siguiente en el escalafón es el búlgaro Topalov, otro excampeón que parece haber recuperado la energía, aunque a sus 38 años los mejores días parecen cosa del pasado. Anand, con 44 y cinco títulos mundiales en la mochila, es el abuelo del torneo y ya ha demostrado un encomiable espíritu solo con presentarse a su «reelección». Y que nadie descarte al joven Karjakin o al veterano Svidler, capaces de ganar a cualquier gran maestro.
Andreikin deberá luchar por escapar de las últimas posiciones, pero el azerí Shakhriyar Mamedyarov es citado por algunos expertos, como el ruso Grischuk, uno de los ausentes, entre los que podrían dar la sorpresa.
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