El ajedrez clásico no morirá nunca, pero el rápido casi siempre da espectáculo, como se ha visto en el Mundial que se juega en Arabia Saudí. Cuando todos lo daban por acabado, el tigre de Madrás, Vishy Anand, dio su penúltimo zarpazo, a los 48 años, trece después de su último título. Tres grandes maestros llegaron empatados al final, por lo que fue necesario celebrar un duelo de desempate entre los dos con mejor coeficiente. Ian Nepomniachtchi tuvo que conformarse con la medalla de bronce. En el mano a mano decisivo, Anand se deshizo de Vladimir Fedoseev con dos victorias que parecieron fáciles, sobre todo la primera. El ruso hizo un gran mundial, pero dejó escapar las tablas contra Magnus Carlsen en la ronda más trascendente de la competición y luego no tuvo opciones contra el indio. Carlsen, por su parte, terminó octavo, pero luchó por revalidar el título casi hasta la línea de meta, pese a su mal arranque. Su mayor punto débil, que algunos rivales empiezan a explotar, es su falta de olfato defensivo, que lo lleva a cometer errores las pocas veces que se ve obligado a defenderse. Entre las chicas hubo menos emoción. La china Ju Wenjun dominó desde el primer día y ganó la medalla de oro.
A la última jornada del Mundial habían llegado empatados en cabeza Carlsen y Anand, viejos conocidos. El segundo, viejo zorro, firmó unas tablas exprés con el desconcertante chino Bu Xiangzhi (que en rondas anteriores había ganado a Carlsen). El indio traspasaba toda la presión al noruego, que por una vez no la soportó. Perdió la partida y la oportunidad de revalidar el título. Alexander Grischuk, con negras, se lanzó a su yugular y logró ascender hasta la quinta posición.
El otro protagonista del torneo fue el ruso Vladimir Fedoseev, a la postre segundo. Empezó como una moto, pero fue perdiendo gas poco a poco (siempre en los puestos de cabeza) y perdió sus mejores opciones cuando en la duodécima ronda dejó que el tractor de Carlsen le pasara por encima, en una posición que contra cualquier otro rival habría terminado en empate.
Si el año pasado Vasily Ivanchuk logró ganar el Mundial de Ajedrez de rápidas con 47 años, en esta edición Anand, un año más viejo, dio una nueva lección de sabiduría.
«Gracias a todos», escribió el tigre en Twitter. «Siento como si flotara. En mi cabeza sigue sonando la canción “We are the champions”. Las palabras suenan tan verdaderas. Más sobre este momento después de las partidas relámpago».
Sobre la polémica por las condiciones de juego en Arabia Saudí, destacan dos nuevos testimonios. La campeona argentina Carolina Luján disparó en contra: «Ya me perdí el Mundial de Irán, ni consideré jugar en Arábia Saudita! Espero que el próximo Mundial, al que también clasifiqué, se organice en un país que respete los derechos humanos y la diversidad cultural!».
Por otro lado, la eslovena Ana Srebrnic defendió el torneo: «Hasta ahora solo tengo buenas palabras sobre Arabia Saudí. La hospitalidad está al más alto nivel. Todo el mundo es amable y nos cuidan como si fuéramos princesas. Estaba un poco asustada antes de venir, pero ahora estoy muy feliz de formar parte de esta historia. Al mismo tiempo, me siento triste por no ver aquí a algunos jugadores y porque la política sea tan fuerte, o tan débil que algunos visados hayan sido denegados o por la gente que no se siente suficientemente segura para venir. Deberíamos encontrar alguna clase de solución para el próximo Mundial».
Entre los españoles, brilló David Antón, que acabó en el puesto 33. Los tres despertaron en la última jornada y dejaron buenas partidas, como la victoria de Paco Vallejo (62), ya recuperado, contra Nigel Short. Iván Salgado acabó en la posición número 80.
Que nadie se relaje, que mañana viernes empiezan el Mundial de partidas relámpago.
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