Pasos futuros para Siria

El 7 de mayo de 2023 se inició la normalización de las relaciones diplomáticas y políticas entre Siria y los países árabes.

En esa fecha, Siria fue bienvenida de vuelta a la Liga Árabe, doce años después de que se produjera su expulsión, o su suspensión, como le gusta subrayar y matizar al gobierno sirio, quien insiste en que su participación en dicha cumbre de la organización significó la reanudación de sus actividades en la misma.

La realidad es que Siria fue uno de los miembros fundadores de la Liga Árabe, en 1945, y su ejecutivo reclama con orgullo que nunca ha dejado de pertenecer a ella.

En marzo de 2011, el gobierno de Siria, dirigido por el presidente Bashar al Assad, se enfrentó a un desafío sin precedentes a su autoridad al estallar protestas, inspiradas por una oleada de manifestaciones similares, que habían comenzado, en diciembre de 2010, en otros lugares de Oriente Próximo y el Norte de África, que adquirieron el nombre de la primavera árabe.

Esas manifestaciones se extendieron con rapidez por todo el país.

El gobierno sirio hizo uso de las fuerzas policiales y militares del país para contener aquellas revueltas, mientras que la oposición comenzó a organizarse en milicias.

En 2012, la crisis siria se había convertido en una guerra civil en toda regla, que acabó adquiriendo proporciones internacionales, cuando Estados Unidos (EE. UU.) y la Unión Europea (UE) decidieron interferir en los asuntos políticos internos de Siria con el objetivo de derrocar al presidente al Assad.

Queda por resolver la incógnita de si algún actor estatal occidental participó en la incubación del Estado Islámico (EI) en Irak, tras la invasión de este país por EE. UU. y por el Reino Unido.

La resolución de la guerra civil siria, gracias, entre otros factores críticos, a los esfuerzos diplomáticos y militares de la Federación de Rusia, desde 2015, ha representado una gran victoria para al Assad, quien supo aguantar los doce años de guerra y, al final, ha podido compartir sus puntos de vista con los países árabes y con el resto del mundo con éxito.

De forma simultánea, durante estos años, la influencia de EE. UU. en la región se ha erosionado de forma llamativa.

Este fenómeno está siendo aprovechado por China para convertirse en una fuerza líder en el Próximo Oriente y por Rusia para desempeñar un papel decisivo en la resolución definitiva del conflicto.

Los retos que vienen por delante para el gobierno sirio son terminar con la presencia de soldados extranjeros en su territorio, librarse de los grupos terroristas que siguen operando allí, acabar con las intervenciones ilegítimas extranjeras en la política interna del país, reconstruir, con ayuda extranjera, las infraestructuras y el sistema energético, especialmente, y facilitar el retorno de los refugiados sirios.