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Palabra de Putin

Palabra de Putin
Putin, 14 de junio de 2024, ministerio de Asuntos Exteriores, Moscú.
Jorge Cachinero el

NB: Este artículo es una versión distinta de la que fue publicada anteriormente en El Economista.

El Economista, 8 de julio de 2024, p. 29.

El presidente de la Federación de Rusia y Sergey Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de su gobierno, mantuvieron una sesión con sus diplomáticos el 14 de junio de 2024, durante la cual Vladimir Putin expuso las condiciones de Rusia para una resolución del conflicto en Ucrania.

Los términos de Putin supondrían que Kiev abandonara sus planes de ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que retirara sus tropas de todos los territorios ucranianos que se unieron a la Federación de Rusia, tras los referendos celebrados, en otoño de 2022, en las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jerson.

Moscú, según Putin, está dispuesto a ordenar un alto el fuego e iniciar las negociaciones “en el momento” en que Ucrania acepte esas condiciones e inicie la retirada completa de esos territorios.

Asimismo, Putin advirtió de que esta oferta es la mejor que va a conseguir Kiev, ya que Rusia no permitirá que haya vuelta atrás al acuerdo que se inicializó por las dos partes en Estambul en marzo de 2022, ni que se congelen las hostilidades, mientras Occidente rearma a las fuerzas ucranianas.

Putin aseveró quela existencia futura de Ucrania depende” de que entable un diálogo con Rusia dentro del formato propuesto y subrayó que, si Kiev rechazaba esta propuesta última, la situación no hará más que empeorar para Kiev.

Occidente sigue sin prestar atención al análisis que hace el gobierno de Moscú sobre la evaluación del entorno internacional desde el final de la II Guerra Mundial.

Para Rusia, aquella conflagración fue seguida por la Guerra Fría, entre 1945 y 1989, por el momento unipolar, entre 1989 y 2022, y por el cambio dramático que se está experimentando actualmente, en el que la competición estratégica entre grandes potencias se ha agudizado hasta el punto de poner en cuarentena los sistemas de control de armas, especialmente, las nucleares, que han existido durante décadas.

Asimismo, desde 2022 se ha producido una activación de numerosos poderes regionales que están actuando para proteger sus intereses y para servir, en primer lugar, a sus objetivos nacionales.

Estados Unidos (EE. UU.) no quiere perder su rol de hegemon global frente a Rusia o China y, por ello, ha entrado en pánico y está dispuesto a hacer lo que sea para evitarlo.

La mala noticia es que el gobierno de Biden ha demostrado, desde 2020, una incapacidad para averiguar e interpretar correctamente a Putin y los objetivos y las intenciones de Rusia, a pesar de que el presidente estadounidense ha llegado a afirmar que conoce a su homólogo ruso desde hace 40 años, sin que hubiera echado las cuentas correspondientes.

Biden (i), Putin (d), 16 de junio de 2021, Parc La Grange, Ginebra.

Esa carencia se puso de manifiesto antes, durante y después de la Cumbre entre EE. UU. y Rusia de junio de 2021 en Ginebra, como prueba el esfuerzo que los Blinken y Sullivan de turno están haciendo ahora para transmitir sotto voce que Biden fue engañado por Putin a orillas del Lago Leman.

La selección de esta justificación ex post facto es muy torpe, sea cierta o no, porque deja muy mal a sus propagadores y al propio presidente de EE. UU. en cualquiera de las dos opciones.

El discurso de Putin delante de los diplomáticos rusos fue tan personal que, incluso, ni el ministerio de Defensa ruso estuvo involucrado en su elaboración.

Putin ha alertado al mundo de que se está acercando al punto de no retorno, en el que la mayor potencia nuclear del mundo estaría obligada a responder a una escalada occidental dentro de sus fronteras con otra aún mayor.

Putin dijo que no quiere dar esos pasos, pero que Occidente tiene que entender que éste es el momento de la verdad, el de la oportunidad última para evitar una catástrofe inimaginable.

Si EE. UU. sigue creyendo que Rusia y Putin van de farol y que, por lo tanto, el único camino que Occidente debe seguir es escalar el enfrentamiento con Moscú, el mundo estará acercándose al precipicio sin remisión.

Los jugadores sin cartas buenas en la mano son los únicos que se obsesionan por adivinar quiénes de sus compañeros de mesa están fanfarroneando.

 

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