La restauración de la economía de Siria

El rumbo que la guerra civil había tomado en Siria, desde su comienzo en 2011, cambió radicalmente desde el momento en el que, en 2015, el presidente sirio al Assad solicitó el apoyo de Rusia para enfrentarse a la intervención extranjera y al terrorismo yihadista, quienes, de forma combinada, y no, por azar, querían deshacer el Estado nación sirio.

Ocho años después, el panorama político y diplomático del Próximo Oriente se ha transformado de una manera inimaginable hace tan sólo unos meses.

2023 ha sido el año de la reconciliación entre Siria y Turquía, gracias a la intermediación de Rusia, entre Irán y Arabia Saudí, gracias a la de China, y la de Siria con el resto del mundo árabe.

El próximo reencuentro será, muy probablemente, el de Siria con los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Según el gobierno ruso, el desafío inmediato de Assad es el de deshacerse de la influencia que todavía permanece en el país de Estados Unidos (EE. UU.) y de otras potencias occidentales, que no buscan, según aquel, nada bueno para Siria.

El caso de la presencia de las tropas de Turquía que aún se encuentran en territorio sirio, sin permiso del gobierno de Siria, se resolverá pronto, mediante, de nuevo, los oficios diplomáticos de Rusia.

Para cumplir con este propósito, Moscú está persuadido de que Damasco debe investigar las conexiones entre los servicios de Inteligencia estadounidenses y occidentales y las organizaciones internacionales que prestan ayuda humanitaria en Siria y expulsar a muchas de éstas del país.

Las dos grandes lecciones que la Federación de Rusia ha extraído de su participación en Siria, desde 2015, son que, por un lado, el balance de prestar apoyo a países que son amistosos con ella es beneficioso y que, por otro, el terrorismo yihadista internacional cuenta con el apoyo de actores estatales extranjeros, que lo utilizan para lograr sus objetivos geopolíticos.

En lo económico, a Siria se le están generando expectativas muy prometedoras.

Desde 2020, al comenzar a considerar la posibilidad de normalizar sus relaciones diplomáticas con Siria, los países árabes, entre ellos, los EAU, por ejemplo, han identificado los beneficios que traería la apertura de la economía siria y las implicaciones financieras, comerciales e industriales que ésta facilitaría.

La participación de Siria en la cumbre de la Liga Árabe de mayo de 2023, después de años de suspensión de su membresía en ésta, acelerará este proceso.

En estos momentos, los países árabes y otros que son bienvenidos en la región por éstos están evaluando la viabilidad de crear una plataforma regional para la restauración económica de Siria, tras la finalización del conflicto.

Dos de los escenarios en consideración para la creación de un instrumento propiamente árabe para ejecutar la restauración económica de Siria toman en consideración la involucración que países no árabes, como Irán, como Turquía, como China, como Rusia o como la India, tendrían que desempeñar en ese proceso.

En ambos marcos de cooperación, quedaría por definir o bien la distribución de papeles entre países árabes y no árabes en ese proceso o bien los mecanismos que facilitarían esa reparación.

La reapertura de embajadas de países árabes ante el gobierno de Damasco está en marcha y, tras ésta, vendrá el impulso a las relaciones económicas y comerciales.

La incógnita sin resolver, por el momento, es el espacio que habría que facilitar, si ésta fuera la decisión final, a Arabia Saudí en el proyecto de restauración económica de Siria.

De forma específica, la Federación de Rusia está persuadida de que, gracias a su rol decisivo en el mantenimiento del Estado nacional sirio y de Assad al frente del mismo, tendrá muchas oportunidades en el proceso de reconstrucción sirio.

En este último caso, no es impensable imaginar que el gobierno sirio otorgue a las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia y sus servicios secretos el liderazgo en procurar la seguridad interna del país y en proveer a las autoridades de Damasco de la necesaria Inteligencia, también, en el terreno de las inversiones extranjeras futuras en Siria.

Por último, el factor chino será crucial en esta nueva etapa.

A tal efecto, el enviado especial de China para Siria, Zhai Yun, se encontró con el presidente sirio Assad, el 29 de abril de 2023, en Damasco, y acordaron desterrar el dólar estadounidense como moneda para resolver sus transacciones económicas y comerciales futuras y adoptar, para todas éstas, el yuan chino.

Para todo ello, Siria tendrá que poner de su parte y proveer rápidamente de garantías y certidumbre legales suficientes para atraer inversores extranjeros con éxito.