Geopolítica y tecnología

La tecnología es el factor crítico de la competencia por la hegemonía mundial en el siglo XXI y los dos principales rivales de esta pugna del momento presente son Estados Unidos (EE. UU.) y China.

Aunque el Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense siga siendo hoy ligeramente superior al chino, en 2030, el PIB de China será mayor que el de EE. UU.

Dos son los territorios tecnológicos en los que se está dirimiendo la disputa geopolítica entre EE. UU, y China.

1.- El liderazgo actual de China en capacidades tecnológicas en 5G refuerza las estimaciones de que será el país que dominará este ámbito en el futuro con todas las consecuencias que esto tendría.

Mientras que las generaciones anteriores de tecnología celular, como el 4G de evolución de largo plazo –long-term evolution (LTE), en inglés-, se centraban en garantizar la conectividad, la tecnología 5G lleva la conectividad a un nivel superior al ofrecer experiencias conectadas desde la nube a los clientes, ya que las redes 5G están virtualizadas y están basadas en software que aprovecha las tecnologías de la nube.

La tecnología 5G, asimismo, tiene una velocidad máxima teórica de 20 Gbps, mientras que la velocidad máxima del 4G es de sólo 1 Gbps, y su propuesta de valor incluye una menor latencia, lo que puede mejorar el rendimiento de las aplicaciones empresariales y de otras experiencias digitales como son los juegos en línea, las videoconferencias o los coches auto conducidos.

Las redes 5G también simplificarán la movilidad, con capacidades de itinerancia abierta y sin fisuras entre el acceso celular y el wifi, y los usuarios móviles podrán permanecer conectados mientras se desplazan entre conexiones inalámbricas exteriores y redes inalámbricas del interior de edificios, sin intervención del usuario y sin necesidad de que éste se vuelva a identificar y autentificar.

En resumen, China lidera el número de compañías mundiales que más patentes de tecnologías 5G tienen registradas, cinco de las cuales se encuentran entre las 15 organizaciones que más licencias 5G han inscrito en el mundo, y Huawei, de matriz china, es la que cuenta con la cuota más grande en número de patentes 5G de todas ellas.

La reacción de EE. UU. a esta realidad está siendo la aplicación de la llamada política de la desvinculación tecnológica –technological decoupling, en inglés-, es decir, aquella que bascula entre la reducción de la interdependencia tecnológica, en su formulación menos agresiva, hasta el divorcio tecnológico completo, en su vertiente más agresiva, entre EE. UU. y China.

Así, EE. UU. está siendo el impulsor de esta tendencia de desvinculación entre ambas naciones, que incluye la imposición por parte del gobierno estadounidense de un mayor y más severo número de restricciones tecnológicas a China para alcanzar, al mismo tiempo, objetivos de seguridad nacional, económicos y políticos.

2.- China está embarcada en una campaña por convertirse en el líder mundial de semiconductores, que, por el momento, está dándole resultados positivos, ya que ha estrechado la brecha en los volúmenes de fabricación de semiconductores con respecto a Corea del Sur y a Taiwán, los mayores productores del mundo, y espera convertirse en el primero en 2030.

En paralelo, EE. UU. ha ido perdiendo gradualmente, desde 1970, su dominio en este sector debido a la ausencia de inversiones en el mercado estadounidense y la creciente competencia internacional, especialmente, la de origen asiático.

Los semiconductores son un espacio de competencia esencial entre EE. UU. y China, dado que aquellos son un componente central a muchas de las tecnologías que forman parte de los productos más críticos de hoy en día, como son los ordenadores, los teléfonos móviles o los automóviles, por citar algunos.

Asimismo, sus cadenas de suministro son realmente globales, de tal forma que un problema que éstas puedan tener en una geografía determinada reverbera inmediatamente al resto del planeta en un efecto en ondas –ripple effect, en inglés-, que afectaría a toda la industria mundial de semiconductores.

La aceleración en los movimientos agresivos de Biden y su equipo hacia China en torno a Taiwán y la pugna chino-estadounidense por la influencia sobre Corea del Sur son la reacción al hecho de que EE. UU. siente que está perdiendo terreno en la competencia tecnológica con su rival asiático.