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La Tusa

La Tusa
Nicki Minaj y Karol G, prometiéndoselas muy felices
hughes el

Ayer fue Trending Topic en Twitter la palabra “Cayetano”. No era nada sobre el torero sino el vídeo de unos chavales considerados así por su buen aspecto. Esto de la pijez o no pijez no me interesaba, pero el vídeo me atrapó. Cada amigo cantaba una frase de una canción que acababa en estribillo irresistible celebrado al unísono.
Esos chicos, además de muy simpáticos, estaban siendo pioneros en traer a España la Tusa. De China nos llega el coronavirus y de América nos llega el Efecto Tusa.
Tusa es el nombre de la canción de Karol G y Nicki Minaj que salió en noviembre de 2019 y ya es un éxito internacional. Significa despecho en Colombia, porque la canción va de eso: una mujer que decepcionada cambia su actitud hacia los hombres después de ser engañada y decide salir con la amiga para “matar la tusa”. En ella, la sensual Karol G y la rotunda Minaj “empoderan” a la mujer que:

“Está dura y abusa
Se cansó de ser buena
Ahora es ella quien los usa”

Recuerda a la mujer del mundo electrolatino de Juan Magan, la que “cansada de mentiras” “ya no sonríe más” se convierte en enigmática y fatal en la pista de baile, o la también suya que en boca de Ana Guerra “ya no te da ni la hora” porque “nadie a mí me controla”. La mujer superadora de la ansiedad de la pareja, la mujer sola y fuerte.

Considerando esto, lo curioso de “Tusa” es lo que ha producido en países como México. Solo hay que entrar en Youtube para verlo. La canción, muy femenina (en el vídeo todo es rosa), se la han quedado los hombres. Los grupos de amigos están representando en divertidos vídeos (a menudo borrachos) su reacción ante la canción. Suena y se ponen histéricos, gritan, y viven e interpretan la canción con bastante pluma y afectación. Dicho sea con todo respeto, y por el ánimo de ser descriptivo, “mariconean” muy a gusto uno por uno imitando a Karol G, dando rienda suelta a cierta loquez cuando cuentan la historia de ella, y luego, cuando todos han participado, cada uno con una frase, se juntan para vivir el estribillo como si fuera el cántico de una barra brava.
Han convertido la canción de la chica que “se cansó de ser buena” en un himno masculino en el que la masculinidad se afloja loqueando libérrimamente entre amigos hasta el clímax de “ahora soy una chica mala” que la pandilla canta unida y desgañitada en éxtasis etílico y melódico.

Canción himno, hecha himno macho en las muy masculinas tierras mexicanas. Una canción en la que, como si fuera carnaval, el hombre imita a la mujer y luego es recogido por el grupo, por la cuadrilla, en una celebración a grito pelao.
¿Se reapropia él de la canción en la que ellas se iban a hacer poderosas? ¿O muestra el hombre su hilaridad ante el giro que han tomado las cosas?

A veces la autoparodia es aun mayor, como marcando mucho el contraste. En los vídeos, los hombres salen peleando, hablando de forma machista de las mujeres o escuchando corridos de lamento viril hasta que, al sonar los primeros compases de la canción, se ponen como locas.
De esta forma, una canción femenina de despecho y tono entre afirmativo y dolorido la convierten en otra cosa. No es bailable solo, es celebrable.
Ellos gozan junto a los amigos del sufrimiento de la chica que aún les quiere, que salió a olvidar y les llama enternecida al escuchar la canción. Han convertido a esa chica y su dolor, la tusa, en una celebración:

“Pero si le ponen la canción
Le da una depresión tonta
Llorando lo comienza a llamar
Pero él la dejó en buzón”

Dentro, la canción tiene un efecto en ella; fuera, la canción dispara en ellos el “efecto Tusa”.

A la protagonista, una música le lleva a la “depresión tonta”. Sale a “matar la tusa”, “sólo quiere perrear”, pero no puede, y los hombres, al escucharla, celebran con euforia esa “depresión tonta”, que es la vuelta de la chica a lo “sentimental”.
Con desenfreno un poco unga-unga están celebrando precisamente el fracaso resignado del empoderamiento nickminaj.

¿Cantan malignamente el triunfo final del macho desconsiderado al que ella no puede olvidar? ¿Se quieren apropiar de la expresividad hiperfeminizada de las cantantes y hacerla suya hasta llevarla, reasumida, a un coro de solidaridad viril y barra brava futbolera?
Ah, patriarcado, puñetero ¡te las sabes todas!
Cuando ella ya ha aprendido a ser “la que los usa”, la “dura y la que abusa”, vienen ellos y reproducen su sufrimiento para luego convertir en cántico-jolgorio el que ella no pueda “matar la tusa”, que quiera superarlo pero no pueda. Que diga que “por otro man no llora”, pero sí llore. Que triunfe el amor que ella dejaba ya “para la tumba”.
Bárbaramente y femeninamente ¡a la vez! ellos celebran la supervivencia de la tusa. ¡Cantan la no-superación!

Pero las posibilidades de interpretación son muchas, ya vendrán expertos a hablar de este fenómeno. Modestamente, solo puedo desear que la canción se extienda aquí y agradecer a esos simpáticos muchachos la importación del Efecto. Habiendo sufrido años de pistas de baile muy limitativas, esta “Tusa” permite al hombre liberar su pluma y bailar por fin carnavalescamente, siendo protegido por la pandilla mientras incorpora el poderío hiperfemenino de Nicki Minaj o teatraliza el lamento de ellas.
En esta canción la pandilla se amaricona jubilosamente (dicho sea con todo el respeto) y el hombre-de-fiesta, el hombre-bailongo o el hombre-ebrio podrá expresarse por fin ampliamente. Así que esta canción viene a liberar.

En la España, la “Tusa” podría ser también la siguiente fase para la superación del trauma colectivo del “¡Estefanííía!”. La canción que convierta el despecho de Christofer, por efecto reflejo, en una jarana superatriz, que celebre lo quemante del desamor hasta sublimarlo en un himno festivo.
Y esta es la aportación macha. Porque en la canción estaba pensado que la fuerza la diera, tras el estribillo, el gran rapeo “feminator” de Nicki Minaj, pero sobre ella se impone la interpretación “machirula” que potencia y multiplica la canción, convirtiéndola en un coro de voces ebrias que celebran, entre la parodia y la apropiación, su eterno triunfo: que el amor no quede “para la tumba”, que la “buena chica” lo siga siendo, que Karol G no se convierta en Nicki.
Cancaneo petunio y coro troglodita a la vez, qué liberación nos permitirá esa canción o himno en la que podremos serlo todo: uno y parte del grupo, la que sufre y el que castiga.

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