hughes el 18 dic, 2015 Llega la jornada de reflexión y quería dedicar antes unas líneas a UpyD. Ha habido en su campaña algo conmovedor y creciente. Me los iba encontrando en Twitter, o en las noticas, brevemente, y me iba fijando en la cara de Herzog, en esa expresión ambigua, un poco tragicómica, de máscaras teatrales superpuestas. Un magnetismo loser muy fuerte. Se ha quedado, lo dijo Trapiello, en un partido de solitarios, y eso es bonito. Hoy han hecho el cierre de campaña con jerseis de lana y rombos, como del Primark (bastante parecido al mío, ahora que caigo), y con Rosa Díez con un vestido largo de modernuqui estampado con caballos, quizás en homenaje a la pasión de Savater. Vi un perro teñido de magenta, perro más raro que el perro verde, y un animalismo enternecedor. “Vota por tu peludo”. De hecho, me han parecido de los que más sensibilidad perruna y gatuna tenían. ¿No parecían al final un partido para gente que vive sola con su mascota? Pero además es que no han renunciado al centro, y lo tenían difícil. ¿Dónde meterse? Pues encontraron la manera. “Entre los dos bloques”. Las derechas, que dice Sánchez, por un lado, y las izquierdas por otro, y allí, como un vaquero cabalgando entre dos paredes de un desfiladero, Herzog. O sea, un poco la IU del centrismo, con sus intelectuales recalcitrantes, sus causas perdidas, su resistencia ya cada vez más marginal. Esta UpyD, sin los Cantó, sin las Lozano, era mejor sitio para estar. Incluso Gorriarán parecía más simpático. Es un partido de la más fina melancolía. Herzog podría ser el gran solitario del hemiciclo, un raro en el Grupo Mixto proponiendo mociones sin ningún futuro. Frente al populismo y su reclamo al pobre, UpyD parecía que llamaba al hombre desdichado, sin demasiada estrella. Al cenizo. Sí, eso, un partido cenizo. En la tierra de los grandes oportunismos, en este festival de jetas, UpyD se pasó o no llegó. Todas las novelas deberían empezar por Herzog. Yo creo que arrancaré un cartel electoral suyo y lo guardaré en casa, como guardo singles de grupos que no llegaron o libros de raros. No me parece la estela magenta una mala senda: la de quienes ni siquiera pudieron ser tercera España, con lo que eso mola. actualidad Comentarios hughes el 18 dic, 2015