Solo es “piriodismo” lo que algunos dicen que es “piriodismo”. Sucede como con el humor.
Entre las defensas de la posición de Sánchez en el asunto de la tesis, la más cómica es la que ofrecen ciertos periodistas que se disfrazan de profesionales estrictos y desacreditan la noticia. Se ríen. La rechazan.
Cualquier exclusiva o noticia con pretensiones de exclusiva de ciertos diarios es desacreditada inmediatamente por un tribunal de individuos con el dedo meñique enhiesto y una ceja académica. En algunos casos son, realmente, académicos apesebrados que defienden su momio con lo único que tienen, esa vaga pedantería. Pero también lo hacen periodistas de otros medios que reciben las noticias con un mohín de sofisticado escepticismo cuando no de abierto desprecio. De repente, no son periodistas, son exigentes epistemólogos.
Estaría bien si eso lo hicieran siempre, pero no ocurre. Camuflan su sectarismo con cierto entendimiento del periodismo: siempre es fáctico, objetivo y bien cimentado en su caso, y siempre deja algo que desear en el de los demás.
“Mal periodismo”, decía ayer una presentadora lejos aun de Pulitzer.
No es un caso aislado, no son críticas legítimas y muy debatibles sobre este concreto asunto. Es la tónica general: periodismo es solo lo que sale de ciertas cabeceras y de ciertos periodistas.
Hace ya tiempo que Pablo Iglesias se viene refiriendo a algunos diarios como “tabloides”. En esa peligrosa línea se han manifestado los políticos de Podemos durante estos años y es la línea de mucha gente del PSOE con la información del plagio.
No sé si conscientemente o no, parte de la “profesión” adopta ese camino. Eso es lo sorprendente. Asumen incluso la línea (dura) del presidente, la del juez (juez al que previamente habrá que “educar”, imagino que por doctores y tribunales como los que estamos conociendo). El ejemplo más escandaloso que encuentro es el de Almudena Grandes. En un texto que supongo habrá leído en la SER, pues la SER lo publicaba, considera que el “presumible delito” que le consta es el de ABC. Termina peligrosamente en alto: “Tal vez, algún fiscal estará tomando nota”. Menos mal que los fiscales no toman sus decisiones oyendo la radio.
Encuentro cada vez más acusada esta tendencia a considerar periodismo solo lo que ofrecen algunos. Si lo que se publica les conviene, da igual que provenga de una cámara de vigilancia del Eroski o que venga envuelto en cien capas de calzoncillos: es periodismo.
De esta forma, algunos consiguen estar en el Periodismo y en la Pasta, en el escaparate del régimen y a la vez como su “conciencia vigilante”. En Twitter y en el BOE.