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Goodbye, Mr. Woods

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El pasado 29 de septiembre, a la edad de 83 años, falleció Phil Woods, el saxo alto de la gorra.
Había heredado el instrumento de un tío suyo funerario y con 15 años dejó Springfield y marchó a Nueva York para estudiar con Lennie Tristano. Al final de una de sus clases, Tristano, que tocaba esa noche, le ofreció ir a la Calle 52 a escuchar a Charlie Parker. Era el apogeo del bop. “Siempre quise conocer a Dios”, respondió.
Al llegar al club, tras una cortina estaba Bird comiendo pastel de cerezas. Le ofreció una porción que el pequeño Phil aceptó.
Pero antes de saxofonista, Woods se hizo músico. Estudió clarinete en la Juilliard; tocaba a Brahms y por las noches el saxo alto.
Tras graduarse, comenzó en clubes de poca categoría, condenado a repetir una y otra vez el Harlem Nocturne. Una noche llegó Parker al Arthur Tavern’s con un saxo barítono prestado. Phil Woods le ofreció su alto y Parker le animó a unirse a la jam. “Suenas bien, Phil”. Levitando salió del local y decidió practicar en serio.

Quincy Jones le enroló en la orquesta de Dizzy Gillespie. Tocó con Benny Goodman, Monk y Buddy Rich.
Y Parker no se iba de su vida. Chan, su viuda, se enamoró de él. Lo contó Kim Parker: “Fue al Festival de Newport con su cámara y en la grabación ya se aprecia que mi madre no podía apartar su mirada de Phil. Una atracción musical”.

Woods se hizo cargo de los hijos del ídolo. Apurado, un día empeñó su instrumento y tuvo que recurrir al saxo de Parker. En el club, Mingus, amigo de Bird, se percató de ello. “Me lanzó una mirada de desprecio. Luego fuimos amigos, pero entonces no comprendían que yo sólo intentaba alimentar a su familia”.

En el 68, Chan y Woods se van a Europa. Por política y también por razones musicales; quería salir de los estudios de grabación. En Francia monta el European Rhythm Machine y se gana un nombre que le permite regresar en 1973. En esa época se enamora de Jill Goodwin, la hermana de su batería, y deja a Chan; graba con Michel Legrand, obtiene un Grammy y monta su cuarteto clásico, que se ampliaría con el trompetista Tom Harrell.

Con pianistas como Hal Galper, su grupo realizó un hard-bop suave, acústico, la música de medio siglo (“El jazz es libertad con responsabilidad”, definió).

Woods estuvo en activo hasta un mes antes de morir -el enfisema le obligó a economizar las notas- y registró más de 600 grabaciones, incluido el solo de Just the way you are de Billy Joel.
Fue arreglista y un delicado compositor. A Bill Evans le dedicó al morir el sentido “Goodbye, Mr Evans”. En esa coda final, tan suya, como el humo de un cigarro que se apaga, miles de aficionados habrán acompañado el imposible final de su sonido.

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