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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Libertad de expresión pero solo para mi ideario político

Gema Lendoiro el

Últimamente la formación política Podemos nos da infinidad de titulares. En el ámbito de la política desde luego pero en el ámbito de lo social y la familia, también. No es de extrañar teniendo en cuenta dos factores, el primero, han sido la tercera fuerza más votada con 69 escaños parlamentarios (ellos y sus socios) y por lo tanto tienen muchísima presencia y por el otro lado porque, según ellos, vienen para hacer otro tipo de política. Sumado a esto que dominan como nadie la imagen y la presencia en los medios, uno tiene que carecer de televisión, radio, internet y o hablar con nadie para no tener presente a la formación morada al menos una hora al día.

A pesar de que sueño con un país que favorezca medidas de conciliación reales, comenzando con una baja por maternidad mucho más larga de la que tenemos (y pongo baja porque ya me he cansado de ser políticamente correcta y sí, uno se da de baja y no siempre por enfermedad), a pesar, decía, de que sueño y desde donde pueda hacerlo, lo haré, no me creí la actuación de Carolina Bescansa llevando a su precioso bebé el escaño. No me lo creí pero no porque no crea que el mejor lugar para el bebé sea el pecho de su madre, o no me lo creí porque no entienda que fue una reivindicación. Simplemente no me la creí porque todo, absolutamente todo en la formación es puro espectáculo. Para ellos no ser protagonistas de la noticia del día es una derrota. ¿Desde cuándo la noticia de la Gala de los Goya es cómo va vestido uno de nuestros políticos? Sólo Pablo Iglesias podía protagonizar esa noticia. En eso basan su estrategia política. Y a fe que lo logran. Por eso han pedido los telediarios. Aquí les dejo a Pablo Iglesias pidiendo los telediarios y explicando por qué.

 

El tema de Madrid y los titiriteros es el último tema de conversación. Y aquí es muy curioso cómo se establecen las varas de medir de quienes lo cuestionan. Es obvio que la mayoría de las personas que lo defienden o lo condenan, lo hacen llevados por la simpatía o ausencia de la misma sobre la formación. Al margen de la cuestión legal sobre si ha sido o no desmesurado enviarlos a prisión y que para eso están los jueces que interpretan las leyes y los abogados para defenderlos, a mí lo que me ha sorprendido estos días es la maniquea utilización de libertad de expresión que está ya tan usada que hecha añicos se ha quedado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me pregunto qué pasaría si una compañía de teatro cuyos componentes simpatizasen con grupos de extrema derecha, estrenasen una función de títeres donde uno de ellos acosa y asesina a un gay por la calle por el hecho de serlo. Y otro de los títeres le da una paliza a una mujer por golfa dejándola prácticamente muerta. Me pregunto qué pasaría si se defendieran diciendo que eso es libertad de expresión y que, además, su obra es para adultos pero con sus propios ojos han visto que su ilustre público no superaba la decena de edad en ningún caso. Pero sobre todo me pregunto qué hubiera pasado con la opinión pública que tanto está defendiendo a estos titiriteros en pos de la libertad de expresión, si esa supuesta obra de teatro fuese financiada por un ayuntamiento regido ¡por Ana Botella! ¿Tendríamos las mismas opiniones o estaríamos hablando de apología de la homofobia por parte del consistorio municipal?

Yo no sé en qué momento hemos comenzado a tragar con todo pero es un hecho que sí lo estamos haciendo. Soy creyente y puedo asegurar que no hablo de Dios en el 99% de mi tiempo. Es una cuestión íntima y personal que hablo conmigo misma y nadie más. No hago evangelización ni pretendo que nadie opine como yo en cuestiones religiosas, entre otras cosas porque ni siquiera yo que creo, comulgo con todo lo que la iglesia hoy en día dice. Pero si Rita Maestre se presenta con las tetas al aire en una misa en la que yo estoy rezando gritando “arderéis como en el 36” y cosas mucho peores, me sentiría profundamente violentada. Hoy esa mujer ha declarado que no piensa dimitir antes del juicio que tiene pendiente y que no sabe si lo hará si sale condenada. Y  si usted pregunta por ahí se encontrará con muchísimas personas que justifican ese ataque y a ninguna que podría justificar entrar en un centro de inmigrantes en Lavapiés a hacer lo propio con ellos y que esa supuesta persona estuviese ejerciendo cargo público en el ayuntamiento de la capital.

Maestre justifica su ataque porque dice, que vivimos en una estado aconfesional y que no ha lugar que en un campus público haya una capilla. ¿Por qué? entendería que protestase si a los universitarios españoles se les conminase a rezar el ángelus en medio de la clase cuando sonasen las doce, de hecho sería inaceptable, pero fuera de las aulas, ¿cuál es el problema? ¿No existen acaso los colegios concertados católicos? A mí no me importaría que hubiese en el campus un restaurante vegano y sabemos que la mayoría de los españoles no lo somos. Tampoco me importaría que hubiese una sinagoga y una mezquita. Pero la inquina es siempre contra los mismos. Porque mezclan quienes nos atacan las churras con las merinas. No somos franquistas. No tenemos que arder como en el 36. Nuestra religión no gobierna la ciudad, la suya, sí. Y la prueba la tenemos en las pasadas navidades, una fiesta cristiana por excelencia que Podemos, desde su formación Ahora Madrid en el consistorio, ha intentado desvirtuar única y exclusivamente movidos por el odio. Y si no hicieron más fue por la presión popular, véase el tema de los Belenes.

Por supuesto no piensa dimitir a pesar de que…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No cuela que expliquen que es que no todos los madrileños son creyentes. Es verdad, no todos lo son. Pero la inmensa mayoría de los que vivimos en Madrid (creyentes o no) celebramos la navidad. Y salvo los judíos y los musulmanes, les hacemos regalos de papá noel y reyes magos a nuestros hijos. Es más, es una evidencia que es infinitamente minoría la comunidad china e islámica y el consistorio destina idénticos recursos para celebrar su nuevo año y el Ramadán. Menos mal que no se les ha ocurrido destinar lo mismo a las cientos de religiones que en el mundo hay y que en Madrid profesarán algún que otro ciudadano. Nos hubiéramos quedado temblando.

Justamente hoy sale una noticia que refleja perfectamente esta imposición de pensamiento. Jordi Évole ha salido en defensa de los titiriteros que han escenificado delante de niños pero en su día 815 de octubre del año pasado) defendió a los niños con este tuit:

Es decir para Jordi Évole, es gravísimo poner la bandera oficial y constitucional de España en la televisión española pidiendo que se deje a los niños en paz pero exhibir una obra de teatro para esos mismos niños en los que se viola o ahorca a dos personas, es Libertad de expresión y evitarla hace tiritar dicha libertad de expresión. O sea que esta nueva forma de hacer política no solo es dictatorial sino que no tiene ningún reparo en demostrarlo, eso sí, la palabra democracia no se les cae de la boca. Según Évole (y muchísima más gente que comulga con este tipo de pensamiento) la bandera de España, la oficial, es algo que los menores no deben ver. Hace falta estar ciego sin remedio para no darse cuenta de cómo es la nueva forma de hacer política.

¿Ustedes se acuerdan de aquella frase de Alfonso Guerra que decía que en 20 años a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió? Pues acertó de pleno. Dejamos atrás 40 años de dictadura donde se impuso la ideología fascista de los que ganaron la guerra y ahora estamos entrando en otra dictadura moral, la de los que, a pesar de haber nacido en democracia, pretenden rescatar el odio y de nuevo la división y el enfrentamiento.

Por último no debemos olvidar nunca, que su gran líder, considera que los que están cumpliendo prisión en las cárceles por delitos de sangre, los etarras, al haberse disuelto ya ETA, deberían ir saliendo. Esto lo ha dicho quién pretende tener el control de la vicepresidencia del gobierno y del ministerio del interior. Tampoco es de extrañar que diga Manuela Carmena que ETA es movimiento político. Dentro de poco lo será el nazismo. Y ahora a disfrutar lo que la minoría ha votado. Es la nueva forma de hacer política. Eso sí, a los niños me los protegen y no les pongan la bandera CONSTITUCIONAL de su país ni imágenes religiosas. Vean qué opina sobre cómo obtener la paz.

 

 

 

 

 

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