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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

El hábitat del recién nacido es la madre, no el nido (Nils Bergman)

Gema Lendoiro el

Cuando has dejado ya de dar el pecho y sigues conectada con ese mundo porque te sigue interesando, porque estás en grupos o, en mi caso, por temas relacionados con mi trabajo, crees que se ha avanzado mucho en el tema de la lactancia. Y es cierto, ahora hay mucha más información sobre el tema y las madres, puede decirse, están mucho más decididas cada vez más a dar el pecho en exclusiva. Pero sigue siendo insuficiente a tenor de los resultados. La mayoría de las mujeres que dejan de dar el pecho es porque creen que no tienen leche suficiente o porque su leche no les alimenta.

Sigue no llegando del todo el mensaje, entre otras cosas, porque los profesionales que rodean los nacimientos siguen inmersos en creencias caducas y que, además, son erróneas.Hace unos días fui a visitar a una mujer al hospital. La madre (ya madre por tercera vez) en principio no quería dar pecho esta vez (se supone porque las dos veces anteriores no resultó una lactancia exitosa) y cuando le ponen al recién nacido encima, cambia de opinión y lo intenta. El bebé se engancha perfectamente (esto no siempre pasa) y entonces ella decide que sí. Es decir, se anima a dar el pecho. Esto, que es una maravillosa noticia, puede tener dos resultados dispares. Uno, que esa madre se sienta apoyada y consiga una lactancia exitosa y dos, que reciba mala praxis y/o malos consejos y su lactancia fracase.

La mala praxis de los personales sanitarios que no apoyan la lactancia de verdad (y no son pocos) quiero pensar que es por puro desconocimiento. Dudo que sea por otro motivo. No creo que haya una conspiración judeo masónica detrás y, desde luego, no quiero pensar que sea una presión por parte de la industria farmacéutica para imponer su leche artificial a toda costa. Si esto se confirmara debería ser un delito. Creo que no hace falta explicar las razones. Y no solo la lactancia, el necesario piel con piel. 

¿Y cuáles siguen siendo esas prácticas que perjudican la lactancia? 

Separar a la madre del bebé. Si es un parto natural el bebé debe estar pegado a su madre al segundo de nacer. Pechito con pechito. Así. Sin más dilaciones. Se puede esperar a lavar y se puede esperar a hacer las pruebas. ¡Qué menos que un recibimiento como Dios manda a ese hijo que tanto hemos esperado para ver su carita! ¿Usted va a recibir al aeropuerto a su hijo que viene de pasar un mes en Inglaterra y no se lo come a besos y a abrazos? ¿Viene su pareja del otro lado del charco después de 6 meses sin verse y no le da millones de besos y abrazos? ¿Cómo demostramos los humanos nuestro amor sincero a quienes más queremos? Abrazando, besando. Entonces no entiendo el debate.

Si el bebé ha nacido mediante una cesárea también deberían dejarlo en el pechito de su mamá. Pero si siguen siendo tan estrictos con este tema, al menos que haga el piel con piel con el papi en la habitación. A ser posible sin interferencias, esto es sin veinte personas en la habitación. El bebé ha pasado por un momento de estrés enorme al nacer y necesita paz, silencio, abrazos, mimos, calor humano y mucho mucho amor. Ya habrá tiempo de verlo pasadas las primeras horas.

El nido. Que cada padre debe hacer lo que considere oportuno es una máxima. Pero yo creo que el nido es el principal enemigo de establecer una lactancia satisfactoria. Amén de otras muchas cosas. Enlazando con el punto anterior: contacto, contacto, mucho piel con piel es lo que necesita un recién nacido para que todo sea perfecto. No necesita ropita ideal ni necesita nacer en una planta lujosa de un hospital puntero: necesita piel de sus padres pero muy especialmente de su madre (lo siento, las quejas a la naturaleza, no a mí). Esto ya lo conté otra vez en este blog por si lo quieres leer aquí.  El problema del nido es que estás separada de tu hijo una barbaridad de horas indescriptibles en las que tu hijo, por supuesto, va a querer comer. Y como va a querer comer y tú no estás ahí, le darán biberón, lo que va a provocar dos cosas que pueden hacer fracasar la lactancia:

-1) El bebé se acostumbrará a la tetina del biberón y puede que después rechace tu pecho

-2) Estás haciendo todo lo posible para que tu producción de leche no sea la adecuada. Pilar Martínez, de Maternidad Continuum, farmacéutica, madre de dos niñas y experta en lactancia lo explica muy bien en este post pero te pongo los dos párrafos más importantes:

La leche materna cambia su composición durante el día y casualmente a las 4 de la mañana alcanza su pico en niveles de triptófano y melatonina. El triptófano es una sustancia que ayuda a conciliar el sueño y la melatonina induce tanto el sueño que incluso hay medicamentos elaborados con este principio activo para administrar a los niños que “no duermen bien”. Este sistema en el que se van variando las cantidades de estos compuestos en la leche materna, es lo que ayuda al bebé a ir madurando sus ritmos circarianos y así progresivamente alcanzará los que tendrá de adulto.

La prolactina, que se encarga también de la producción de leche, tiene su pico entre las 2 y las 6 de la mañana, por lo que las tomas que se produzcan entre estas horas, ayudan a producir la leche necesaria para el día siguiente. Pero como la naturaleza es buena con nosotros, también es una sustancia que ayuda a dormir tanto a la madre como al bebé, por lo que dar el pecho de noche en realidad favorece el sueño...sigue leyendo 

Todos estos conocimientos sobre lactancia deberían saberlo las enfermeras que atienden en los hospitales. Y los ginecólogos. Esos que si de repente tienes una mastitis, te dan antibiótico y te dicen que fuera lactancia porque le pasa al pecho. Cuando se sabe que no es cierto. Y, cuando se sabe que, justamente para ayudar a superar la mastitis lo mejor que puedes hacer es ponerte al bebé al pecho para que te alivie (esto lo pasé en primera persona)

¿Qué decir del famoso “el pecho lo tomas cada 3 horas 15 minutos en cada uno”? la lactancia es a demanda. Y si la demanda es cada 30 minutos es cada 30 minutos. Y si crees que eso te agota eres muy libre de decidir que no quieres hacerlo. Yo soy la primera que defiende a una mujer que reconoce que no puede más y se pasa al biberón. ¡Es algo tan respetable! Pero si la mujer quiere dar el pecho no le digamos cosas que lo único que harán es que, de verdad se quede sin leche y ella se quede con la idea de que no pudo, de que no fue capaz. Porque casi todas lo somos. En realidad estamos diseñadas para esto, para gestar, parir y alimentar, desde el día que somos concebidas. Salvo casos de hipogalactia, si lo haces bien, tienes una lactancia exitosa.

La lactancia tiene sus fases. Algunas son muy duras y es precisamente en esas fases cuando la mayoría tira la toalla y lo hace porque no tiene apoyo, ayuda, algo tan vital en pleno puerperio cuando la mujer es una revolución hormonal impresionante.

Esto que acabas de leer lo dice la ciencia, no cuatro locas empeñadas en que tengamos a los bebés enganchados en las tetas para no ir a trabajar (esto lo he leído yo muchísimas veces) Esto es naturaleza, pura y dura. Quién quiera ir contra ella es libre de hacerlo, pero que tenga la información necesaria para poder decidir con y en libertad. Porque sí, es cierto que los bebés que se crían con biberón reciben igual amor de sus padres. Pero la madre que quiera dar el pecho, que se informe y se niegue a dejar a su hijo en el nido. Por estas razones que la ciencia ha evidenciado y por las razones psicológicas que también se han demostrado como realidades.

Sobre las razones psicológicas hoy en día quizás sea Nils Bergman  (Director de la Maternidad del Hospital de Mowbray, Sudáfrica) y el mayor especialista en estos temas. Lo cierto es que escucharlo hablar de la importancia de estar con tu bebé en las primeras 72 horas de su vida han hecho sentir a más de una madre culpable. La culpa no sirve de nada y menos cuando ya no puedes hacer nada por cambiar el pasado. Pero sí puedes hacer cosas por cambiar el futuro. Si quieres saber más de estos temas, échale un vistazo al blog de Nohemí Hervada, Mimos y teta

Justo cuando acaba de nacer, el nivel neuronal posee las mejores condiciones para su correcto desarrollo. Esas primeras horas son vitales para el resto de su vida las neuronas que se descargan juntas, se fijan juntas y las que no lo hacen no lo harán. A las 20 semanas de gestación un feto ya ha desarrollado todas las neuronas que tendrá en su vida.  Es fundamental la fijación de estas neuronas y esto depende de las experiencias vividas. Ya no se volverán a generar neuronas nuevas, sino que se irán eliminando. En un día una persona de entre 20 y 30 años de edad pierde alrededor de 10 mil neuronas, es decir, al año desaparecerán unos tres millones y medio.

Cuando hay separación madre-bebé, en un momento de gran importancia como es el nacimiento, muchísimos millones de neuronas no se están fijando correctamente, con las consecuencias a corto, medio y largo plazo que eso conlleva.

 

Me encantaría, de verdad, que cada vez existan menos profesionales sanitarios que digan esas cosas que tanto perjudican a la lactancia y al desarrollo neuronal de los bebés. Me entristece ver cómo hemos ido perdiendo tanto nuestro instinto más básico, el de la supervivencia y conservación de nuestra especie, cómo nos hemos alejado progresivamente de nuestra condición mamífera, de estar cerca de nuestros bebés. Todo en nuestra naturaleza está orientado a esto: a seguir teniendo hijos: nuestra sexualidad desde el punto de vista biológico y nuestros comportamientos sexuales. Particularmente he disfrutado muchísimo los primeros días de mis dos hijas e inevitablemente cada vez que veo a un recién nacido se me ponen los pelos de punta porque me traen unos recuerdos maravillosos.

¡Ojalá llegue un día en el que todo esto lo sepa hasta el último profesional sanitario que hay sobre la tierra!

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