Tras la de KOLDO MIRANDA de la pasada semana, primera comida importante en uno de los grandes restaurantes asturianos, el mejor de producto de esta región, para mí un fijo desde hace muchos años en cualquier visita gastronómica a Asturias: el REAL BALNEARIO DE SALINAS. Le pese a quién le pese, la familia Loya maneja una materia prima excepcional y la trata con mimo, casi siempre en preparaciones sencillas, aunque no renuncian de vez en cuando a dar un paso más, respetando siempre el sabor del producto, que es lo fundamental en esta cocina.
Un día magnífico del julio asturiano, con la playa de Salinas repleta de gente y el espectáculo del Cantábrico desde los enormes ventanales de los comedores del restaurante. Éramos ocho personas e Isaac Loya, que ahora está en la cocina del restaurante, nos preparó un menú especial de auténtico lujo en el que fueron pasando por nuestra mesa, en distintas preparaciones, los mejores productos de las costas asturianas: percebes, lubina, salmonetes, sardinas, anchoas, langosta, ventresca de bonito o virrey. Además de algunas carnes y los postres. Producto y más producto.
Les detallo: unos percebes del Cabo Peñas, cortos, gruesos, con enorme sabor; anchoas en salazón (excesivamente desaladas) sobre una tostada con verduras; lomos de salmonetes marinados al momento, poco hechos, jugosos, con verduras escabechadas (enorme plato); lomos de sardinas sobre un ajoblanco muy ligero y una espuma de parmesano que complementaban bien el toque graso del pescado (otro de los platos del menú).
Seguimos con una langosta que nuestros anfitriones, que llegaron primero, pudieron ver viva y estaban admirados. Cocida y troceada, con una sopa hecha con su cabeza. No soy yo muy de langosta, prefiero unas cigalas o un buen bogavante, pero esta estaba magnífica. Como estamos en plena temporada del bonito no faltó una ventresca sobre un gazpacho ligerísimo, casi un agua de tomate con aceite, ajo y un poquito de pan, perfecto contraste. La ventresca, a diferencia de los anteriores pescados, un poquito más hecha de lo que nos gusta.
Después, otros dos pescados. Primero un virrey sobre un arroz hecho con caldo de sus espinas. Este arroz ya lo preparaban hace muchos años los abuelos de Isaac Loya en el que era el mejor restaurante de Avilés en los años 60 y 70, el San Félix. Ahora lo han aligerado y acompaña muy bien al virrey. Luego una lubina de esas que saben a mar, con una sopa de salicornia y tomate, muy poca para no despistar sobre el pescado, que estaba impecable de punto
Rematamos con las carnes. Un solomillo de carne roja asturiana hecho entero al horno y troceado en la sala. Sobre cada trozo, aceite caliente con ajo. Una especie de roast-beef caliente y grueso muy rico de sabor y muy tierno. Luego un pichón de Navaz con pera confitada. Lo que menos nos gustó, no por el punto de la pieza sino por una salsa excesivamente potente. Y por si fuera poco, aún tuvimos capacidad para comernos unos callos a la asturiana, picados en trozos muy pequeños, ligeramente picantes. A parte, un plato con patatinas fritas, muy buena compañía.Antes de los dulces, un plato de quesos: brillat savarin, bouton doc chevre, brie, morbier (vaca), gamoneo Sobrecueva; y gorgonzola.
La parte dulce consistió en tres clásicos de la casa: tocinillo de cielo; helado de leche merengada; y arroz con leche. Buen remate para un excelente menú que regamos con champán 2003 by Bollinger, Vallegarcía viogner, y Mirto 1999.
Nos quedan todavía hasta el domingo muchos platos fuertes de los que ya les iré dando cuenta.
Otros temas Carlos Maribonael