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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

Ferrán y Andoni

Carlos Maribonael



Jornada completa con dos de los diez mejores cocineros del mundo. Por la mañana, en el Casino, Ferrán Adriá presentaba dos nuevos libros sobre El Bulli, editados por RBA. El primero, UN DÍA EN EL BULLI, es una bonita aproximación en imágenes a una jornada de trabajo en Cala Montjoi. Se trata de un proyecto de Adriá previsto inicialmente para la web del restaurante y finalmente convertido en libro. Gran formato, preciosas fotografías, 40 euros. Recomendable. El segundo es más literario. Su autor es Xavier Moret y se titula EL BULLI DESDE DENTRO. BIOGRAFÍA DE UN RESTAURANTE. Ganó el premio Sent Soví 2006. Una aproximación al restaurante y a la figura de Adriá, con una primera parte especialmente interesante dedicada a la historia de El Bulli desde 1961 hasta 2002. Y una segunda dedicada a los tiempos actuales. También recomendable (y más barato, 16 euros).


Ferrán se ha extendido bastante. Ha empezado dando las gracias a la prensa por su apoyo en estos últimos meses; ha hablado algo de los libros; y ha seguido reivindicando el trabajo de todo su equipo, ‘gente apasionada en un proyecto’.


Luego ha dicho algo que viene comentando en los últimos tiempos y de lo que habíamos charlado él y yo antes de la presentación: está dejando los negocios de forma paulatina para centrarse sólo en la cocina. E intenta hacer un año sabático entre 2008 y 2009. De hecho tras Documenta ya no ha emprendido ni un solo proyecto nuevo.


La última parte ha sido una larga explicación sobre Documenta, ‘una experiencia apasionante’. Les resumo: Ha dicho que hiciera lo que hiciera su decisión iba a ser polémica, como así ha sido. ‘Acepté para reivindicar el papel de la cocina. Esta se merecía tener un espacio propio en el mundo socio-cultural de este país. Y qué mejor plataforma que Documenta’. Ha añadido que  no le importa si la cocina es o no un arte, lo importante es la experiencia, y que esta experiencia provoque la felicidad. Sobre el Pabellón G ha asegurado que es una propuesta realista y honesta, ‘no se puede dar de comer a 8.000 personas diarias, la alta cocina de vanguardia es para muy pocas personas, lo otro sería un catering’. ‘Nuestra obra no es que El Bulli sea el pabellón G de Documenta, sino el menú, la experiencia diaria de 50 personas en un lugar concreto. Y eso no se puede hacer fuera del restaurante’.


Del Casino, a Segovia, para asistir, con un pequeño grupo de personas, a la entrega del premio Cándido a Andoni Luis Adúriz. Ha sido en el Hotel Cándido, que los descendientes del mesonero segoviano tienen en las afueras de la ciudad. Un acto entrañable por la humanidad de los anfitriones, Alberto López y su hijo Cándido, por lo bien que ha estado Andoni, con un mensaje coherente sobre la compatibilidad de su cocina y la de Cándido, y con el detalle de donar su premio a una fundación de los padres blancos en Etiopía. Y un acto estupendo porque, como siempre, el cochinillo (que Andoni ha cortado con el plato como manda la tradición), estaba buenísimo, lo mismo que el Valbuena 5º año que lo regaba.


El resto del menú, en clave moderna, bastante irregular. Lo peor una disparatada trufa de tomate (sí, un tomatito recubierto de cacao). Y lo mejor una merluza en velouté de acelga y berberechos, y un postre Nocilla 2006 (ya saben, leche, cacao, avellanas y azúcar). Muy bueno el Palacio de Bornos fermentado en barrica 2005.

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