ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

El mito (publicitario) del skrei

Carlos Maribona el



Como todos los años por estas fechas ya tenemos en pescaderías y sobre todo en restaurantes españoles el skrei. Cerca de 400.000 kilos de este pescado serán consumidos estos meses en nuestro país. Si leen periódicos y revistas, o si navegan por las webs gastronómicas de internet, encontrarán textos muy similares entre sí, que se repiten año tras año, cargados de elogios hacia este pescado del que dicen que es el mejor bacalao del mundo. ¿Pero quién lo dice? Pues claro, los noruegos. Y nosotros, llenos de candidez, nos lo creemos. Y lo que es peor, lo escribimos. Repasen esos textos y verán que son todos iguales. En ellos hay frases que se repiten una y otra vez, convertidas en auténticos eslóganes: “el milagro que vino del frío”, “el bacalao pata negra”, “un bacalao muy especial”.


Y es que los noruegos siempre han sido grandes comerciantes. Gentes capaces de vender cualquier cosa, y entre esas cosas, claro, sus excedentes de pescado. Durante años, el Consejo de Productos del Mar de Noruega ha desarrollado una eficaz campaña para introducir sus productos en los mercados mundiales. Algo absolutamente lícito. Pero poco lógico en el caso de España. Se puede entender que esos pescados lleguen con facilidad a mercados donde el consumo de los productos del mar no es muy alto, o donde la actividad pesquera es reducida o no existe. Pero que nos llenen las cartas de los restaurantes y las vitrinas de nuestras pescaderías haciéndonos creer que se trata de un “producto exclusivo” y nosotros nos lo creamos, eso es lo preocupante.


Los pesqueros españoles del norte, especialmente los vascos, aunque no sólo ellos, siempre han ido, desde tiempos inmemoriales, a la pesca del bacalao. Según me han contado armadores y pescadores de los puertos del Cantábrico, desde hace unos años Noruega pone todas las trabas posibles para esta pesca. Me dicen que incluso, con la colaboración de los medios de comunicación, ha orquestado campañas para desprestigiar a la industria pesquera española acusándola de que sus buques incumplen la normativa. Pero lo que ocurre, según denuncian las cofradías españolas, es que Noruega supera con creces sus cuotas y además no quiere competencia en el mar. Precisamente una de las causas por las que este país escandinavo no ha querido entrar en la Unión Europea es porque la pesca es una política común y no desean que sus recursos se gestionen desde Bruselas. Sin embargo, gracias al Espacio Económico Europeo pueden acceder al mercado comunitario prácticamente en las mismas condiciones que el resto de estados miembros. Al final, se trata de vendernos los excedentes de pescado, que son muchos. Y ahí están, con gran eco mediático, año tras año, tratándonos de convencer de que el skrei (del que capturan 30.000 toneladas cada temporada) es una maravilla. Y esto lo hacen muy bien. El paso más importante lo dieron en 1987 cuando “convencieron” a Paul Bocuse y lograron que el skrei fuera el pescado oficial en el Bocuse d’Or. Eso les permitió afirmar que era “un pescado de alta cocina”. Según la propaganda noruega, en el Bocuse se utilizan los “productos más exclusivos del mundo”. En realidad, en esa farsa de campeonato mundial de cocina se utilizan los productos que más paguen a la organización en cada edición. Pero con eso han convencido a muchos. Desde entonces, el Consejo del Mar de Noruega patrocina el Bocuse e impone sus pescados a los concursantes. No sólo el skrei. También otros como el cangrejo real, un marisco insípido que están empezando a introducir en España. !Pero si aquí tenemos el mejor marisco del mundo¡. Lo peor no es que lo traigan, lo peor es que haya quien lo compre y lo utilice y además diga que está muy bueno. O al menos intente convencernos de ello.


La campaña, laboriosa en el tiempo y costosa en inversiones, ha dado sus frutos. Muchos cocineros españoles (no deben quedar muchos que no hayan viajado al menos una vez a las islas Lofoten invitados por el Consejo de Productos del Mar de Noruega) utilizan el skrei noruego, y lo promocionan con jornadas y menús. A lo mejor no saben, porque eso no lo dice la propaganda, que el skrei es el mismo bacalao del Atlántico que siempre hemos consumido en salazón, el gadus morhua, pero capturado en su época de desove. No es una especie distinta, ni ninguna mutación. Hay skrei allí donde desova el bacalao. Aunque nos lo venden como si fuera el único sitio del mundo donde esto ocurre, el bacalao no sólo desova en las Lofoten. También lo hace en Groenlandia, en Gran Sol, en Terranova, en Islandia… ¿No saben esto nuestros cocineros? ¿Y los periodistas que repiten año tras año los mismos textos con los mismos tópicos? Los mercaderes noruegos seguro que sí. Pero en las campañas institucionales que hacen, fuertemente subvencionadas por el gobierno noruego (cosa que no pueden hacer los gobiernos de la UE para promocionar sus pescados en el exterior), no hacen mención de ello. Los noruegos han sido hábiles: han introducido el skrei en buenos restaurantes y sólo lo venden en pescaderías “gourmets”. Nos hablan de la textura de su carne, de su suavidad y de su sabor (¿de verdad tiene sabor el skrei?). Le dan así una imagen de producto exclusivo. La de este pescado me recuerda mucho la campaña de los franceses para vender en todo el mundo ese vino vulgar llamado beaujolais. Ya saben aquello de “Le beaujolais nouveau est arrivé”. Pues lo mismo ocurre con el skrei. Y los españoles, que tenemos al alcance de la mano la mejor y más variada oferta piscícola del mundo, acudimos como papanatas a comprarlo y a consumirlo. Sé que hay cocineros que defienden sus virtudes porque están convencidos de ellas. Y sé que mucha gente me va a rebatir este post. Pero conmigo que no cuenten para comer skrei.


 

Otros temas
Carlos Maribona el

Entradas más recientes