La semana de Fitur ofrece en Madrid una sucesión interminable de comidas y cenas con las que Comunidades Autónomas y Ayuntamientos intentan ofrecer una buena imagen. Afortunadamente son actos más sociales que gastronómicos por lo que me invitan a pocos, y de los que me invitan procuro ir a los menos posibles. Aún asÃ, el martes acudà a dos. El primero, de la Junta de Extremadura en el hotel Wellington, tenÃa el atractivo de una cata comentada de once de los doce productos con D.O. que hay en esa región (todos menos las picotas del Jerte). Aceites de Monterrubio (picual y cornicabra) y de Gata-Hurdes (manzanilla cacereña); ternera extremeña, curiosa D.O. que agrupa a un sinfÃn de razas; estupendo cordero; el fundamental pimentón de La Vera; miel de Villuercas-Ibores; excelente jamón ibérico Dehesa de Extremadura; vinos de Ribera de Guadiana, que van mejorando; y tres quesos, empezando por la Torta del Casar, uno de los grandes del mundo; la Torta de la Serena, que no tiene mucho que envidiarle; y el de Ibores. Extraordinaria materia prima. Desastre de organización: la cata empezó cerca de las tres y la comida casi a las cuatro. Preparada por Ramón Caso, de ALTAIR, de Mérida, fue bastante flojita. ¿Con ese producto, qué necesidad habÃa de meter un plato con cigala (pasada de punto)? ¿Y otro con lubina? Lo mejor, unos raviolis fritos de Torta del Casar con manzana y sopa de calabaza; y también el lomo de cordero con miel de Villuercas-Ibores.
Mucho mejor la cena de Granada, en el AC Palacio del Retiro. Encantador el alcalde y un nivel que no esperábamos. Todo productos y platos granadinos. De aperitivos quisquillas de Motril con caviar de RiofrÃo (¡qué bueno está ese caviar!); esturión ahumado con alcachofas de la vega; pastela moruna de pichón (excelente), y emulsión templada de habas verdes con jamón. El restaurante LAS TINAJAS (foto inferior) preparó dos magnÃficas entradas: ensalada de pimientos de bancal, queso de cabra y aguacate; y sopa de almendras ‘desmayo’ al azafrán. El restaurante CHIKITO (foto de arriba), una moraga de sardinas, acelgas, trufa y piñones, que fue lo que menos me gustó, con las sardinas muy pasadas. Sin embargo su postre de cuajada de Carnaval con sorbete de chirimoya (versión actualizada de un dulce tradicional granadino) estaba estupendo. El restaurante del hotel AC Palacio de Santa Paula, EL CLAUSTRO, nos sirvió un espléndido choto lechal macerado con aceite virgen extra de La Alhambra, y otro postre, una crema de castañas conventuales con espuma de leche.
Bebimos la magnÃfica cerveza Reserva 1925 de Alhambra, y varios vinos granadinos, flojitos en general, de los que me quedo con un blanco PAGOS DE LA GUINDALERA 2006, 100% moscatel de AlejandrÃa. Después de que en este blog hemos hablado tanto sobre el páramo gastronómico que es Granada, el nivel de la cena nos abrió muchas dudas al respecto.
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