Carlos Maribona el 20 jun, 2006 Mañana abre en Madrid un esperado restaurante, no tanto por su gastronomía como por el hecho de que se va a convertir en el sitio de moda por excelencia. Se llama PANDELUJO (está en una antigua panadería), en la calle de Jorge Juan, entre Lagasca y Velázquez. El propietario es Benjamín Calles, el mismo de NODO (en la foto), un empresario de los que han puesto a Madrid en vanguardia. Decoración espectacular (con mayúsculas) y cocina sencilla y sin complicaciones en una carta preparada por el excelente cocinero de NODO, Alberto Chicote. Lo que no parece que vaya a estar a la altura es el servicio. No encuentran. En cualquier caso ya les comentaré cuando pase por allí estos días. En realidad quería hablarles de NODO porque allí se celebró ayer la entrega de los premios Alfa Romeo a los mejores restaurantes 2006, organizados por Restauradores con los votos de los lectores de su España Gastronómica. Premios, como verán, bastante desconcertantes: EL POBLET, Denia; ECHANOBE, Bilbao; EGAÑA ORIZA, Sevilla; HOSTERÍA DE QUIJAS, Cantabria; BARBACANA, Badajoz. Sin discusión los dos primeros. Quique Dacosta, sobre todo, y Fernando Canales son dos grandes cocineros y el premio es merecido. Los dos últimos no los conozco (agradeceré información de los blogueros) por lo que no puedo opinar, pero no deja de ser sorprendente su presencia. Pero incluir a Egaña Oriza como mejor restaurante de España… qué quieren que les diga. En fin, supongo que los lectores son soberanos. Y vamos con el almuerzo, bastante irregular. El servicio de NODO cada vez peor: cubiertos que se caen, vino caliente, copas a rebosar, preguntas inncesarias… y una eternidad entre plato y plato. Y la comida, irregular. A Chicote, gran cocinero, no le van los almuerzos multitudinarios. Ajoblanco de coco con cebolletas encurtidas, un plato emblemático y excelente en el que Chicote cometió ayer el error de sustituir el habitual atún por chopitos en tempura. Los chopitos anulados por la potencia de la sopa fría, y la tempura deshecha al estar sumergida en ella. Nos desquitamos con el sashimi de toro a la llama de sarmiento con miso y naranjas. Buenísimo aunque no era en realidad un sashimi ya que había estado ligeramente al fuego. Muy bien el toque ahumado (¿sal ahumada?) Después una paletilla de cordero melosa, muy jugosa, pero con tantas hierbas y especias que no se encontraba su sabor. Con los postres, lo mismo: uno malo, el mango con mascarpone (batido con excesiva nata) y azafrán (demasiadas hebras en el plato); ogtro bueno, el puding de tapioca y vainilla. Bebimos Terras Gauda 2005 y el estupendo Pittacum 2003, del Bierzo. Otros temas Comentarios Carlos Maribona el 20 jun, 2006