Carlos Herrera tuvo ayer un momento duro entrevistando a una chica que no lograba entender la diferencia entre la vida de una persona y la de un animal.
Fue un momento tenso, sin duda, y Carlos dijo que se arrepentía de haberla entrevistado, pero yo creo que fue justo y necesario. No podemos ser siempre neutros, ni mesurados, ni amables. No sólo porque acabamos pareciendo idiotas, sino porque nos acaban matando, como vimos ayer en Niza de madrugada.
Supongo que también hoy habrá gente en las redes sociales que dirá que La Civilización se merece este nuevo atentado, por culpa de los Estados Unidos, de Israel, de Aznar o del Al-Andalus.
Sin ir más lejos, la edil de extrema izquierda que se congratuló de la muerte de Víctor Barrio porque cree que la vida de un toro vale igual o incluso más que la de una persona, he visto por internet que es judefóbica, que defiende el boicot a Israel y le niega el derecho a existir.
Oscuros tiempos vivimos y la cortesía habitual no nos sirve como única divisa. Tendremos que volver a deformar el lenguaje para poder explicar la realidad deformada, como hizo Valle con el Esperpento en Luces de Bohemia, en su Madrid absurdo, brillante y hambriento.
Enfadarse no es agradable pero tendremos que enfadarnos. Todo tiene un límite y hace tiempo que lo hemos superado.
No podemos agradar a todo el mundo ni poner buena cara cuando el camión viene a atropellarnos. No somos una masa, no somos croquetas. Somos una idea de amor y libertad que ha alumbrado la mayor prosperidad del mundo, y por eso nos odian, y por eso quieren destruirnos.
Por lo tanto, tenemos asuntos mucho más graves que defender como para perder el tiempo y la paciencia rindiendo cuentas a la corrección política, el mayor totalitarismo de nuestra era.
No esperen que Herrera, o yo, nos quedemos de brazos cruzados mientras vienen a exterminarnos, y no olviden que lo hacemos en defensa de todos los que todavía creemos en un modo de vida ordenado, libre y decente. Así que si alguna vez sonamos crudos diciendo exactamente lo que pensamos, perdonen las molestias, pero estamos trabajando para ustedes.
Otros temas Salvador Sostresel