Pedro Sánchez insiste en su irresponsabilidad y un Albert Rivera rabioso hasta pretende darle lecciones al Rey para mantenerse en su pataleta de niño mezquino y malcriado.
El PP tiene defectos, y algunos muy remarcables que ya tendría que haber corregido; pero convive con unos rivales muy mediocres, y grotescamente alejados de las posiciones propias de una democracia civilizada.
Rajoy sabe que al final, cualquier español que esté bien de la cabeza, aunque sea de izquierdas, no tendrá más remedio que votarle a él; y eso le beneficia, porque aunque la estulticia no siempre tiene su castigo, yo creo que si PSOE y Ciudadanos fuerzan unas terceras elecciones, el Partido Popular va a lograr la mayoría absoluta, o quedará en las inmediaciones de conseguirla; pero es un convencimiento que también le perjudica, y gravemente a largo plazo, porque permite al PP acomodarse en sus errores, en lugar de exigirse mejorar cada día, y hace que tengamos una derecha menos pulcra, menos moderna, menos brillante, más débil ante la amenaza populista, y menos preparada para asumir los retos de España.
Las cosas todavía pueden cambiar, y hasta es probable que lo hagan, pero la actitud que han mostrado Rivera y Sánchez desde diciembre, y especialmente tras el 26 de junio, confirman que vivimos en un país en el que el odio es el principal argumento político, el resentimiento es más importante que el patriotismo y la pulsión guerracivilista continúa dramáticamente viva.
Se dice para insultar al PP que son los herederos del franquismo, pero en España, herederos del franquismo lo somos todos porque Franco ganó la Guerra, murió de muerte natural, en el poder y en su cama, y nos dejó -atado y bien atado- al rey Juan Carlos para que nos preparara la democracia.
Pero así como Suárez, Martín Villa o Fraga protagonizaron la Transición, e hicieron su propia transición a la democracia, Rivera y Sánchez permanecen instalados en el revanchismo, sin comprender lo que una democracia es e implica, y con el totalitarismo de fondo de aquella siniestra resistencia al franquismo, mucho más fascista que el propio régimen.
Si algo tiene de bueno este momento, es que Sánchez y Rivera, y todo lo que representan, están quedando retratados para siempre.
Otros temas Salvador Sostresel