El odio que tanta gente siente y proyecta hacia Mariano Rajoy tiene una explicación más psicológica que política. Rajoy es la contención y le odian las histéricas. Rajoy es la derecha y le odian los débiles mentales que prefieren llamarse liberales. Rajoy es el orden y le odian los desparramados. Rajoy es el tenaz esfuerzo por estar a la altura de las circunstancias y le odian los que prefieren quejarse.
Rajoy es imperfecto como también lo son sus haters. Pero sus virtudes tienen algo de desafiante, sobre todo en nuestros tiempos tan dejados, y por ello cuando la turba va a mirarse al espejo de su presidente se siente deforme, con tics, y cobarde. Nada como el odio para no tener que admitir tu complejo. Nada como el odio para presumir de falsas superioridades. La masa odia a Rajoy porque no se atreven a competir con él, y prefieren despreciarle.
Odiar a Rajoy es una moda en la España del relativismo, en la España de todo a un euro, en la España de esta especie de entrenadores de baloncesto que se hacen pasar por politólogos con sus teorías delirantes. Cuando veo que alguien odia a Rajoy, le escudriño en busca de la tara. Siempre aparece, oscura y trágica.
La libertad es un esfuerzo, la economía es un esfuerzo, y la vida es un esfuerzo, y no un regalo como muchos creen. A la gente no es que no le guste lo que ha hecho Rajoy, sino que cuando le ven se dan cuenta de que no tienen excusa ni pretexto para lo que podían hacer y no han hecho.
Odiar a Rajoy es de perdedores. Odiar a Rajoy es ponerse en evidencia. El odio a Rajoy es prepolítico y tiene mucho que ver con la rabia que genera la impotencia.
Hay una ternura de fondo con la que siempre nos mira. Hay un suspiro compasivo. Él sabe que le odias como el niño que no hizo los deberes y dice que el profesor le tiene manía. Él sabe que le odias con tu virilidad temblando, con tu orgullo de hombre herido por no haberte sabido aguantar, por no haberte sabido sobreponer, como ha hecho él por ti y por todos.
Tú odias a Rajoy porque te humilla saber que eres débil y estúpido, y que nunca habrías podido hacer lo que él ha hecho por salvar el futuro de tus hijos.
Otros temas Salvador Sostresel