Salvador Sostres el 25 abr, 2017 Ayer dimitió Esperanza. Mi querida Esperanza Aguirre. Ha sido la única política moderna de España. Liberal y conservadora, inteligente, alegre, perfectamente consciente de cómo se crea la riqueza, de los valores cristianos de Occidente y del cáncer que son los sindicatos. Nunca reclamó ninguna ventaja por ser mujer, ninguna cuota, y ha llevado su feminidad con dignidad y con elegancia; nunca como queja o como reclamo electoral, demostrando que el feminismo no es ninguna necesidad para las mujeres sino un refugio para las mujeres que son mediocres. Siempre ganó y nunca tuvo que pedir permiso ni pedir perdón. Esperanza ha sido también una de las pocas políticas nobles y ricas. Y ni el peor de sus enemigos ha podido jamás ni siquiera insinuar que se llevara un solo céntimo de euro. Insultar a los ricos es el mantra del atraso pero para dedicarse a la política habría que venir rico de casa, porque así nos ahorraríamos a muchos ladrones. Y lo que es todavía más importante: a muchos resentidos. Además, el paternalismo es mucho más barato e infinitamente más cariñoso que la socialdemocracia. Esperanza Aguirre Gil de Biedma ha creído siempre en un mundo mejor y supo concretar su deseo con una política auténticamente liberal, que significa libre, en la Comunidad de Madrid. Es cierto que se equivocó confiando en Francisco Granados y en Ignacio González pero nadie está libre de errores de este tipo y ella ha asumido el suyo presentando su dimisión, como hacen las personas cultas y libres. Y ricas, por cierto, en tanto que no tienen necesidad de aferrarse a ningún sueldo. Se va una de las políticas más brillantes que ha tenido España desde la recuperación de la democracia. Le ha dado a la cosa pública mucho más de lo que de ella ha obtenido, cosa que los pelagatos de la superioridad moral nunca podrán decir. Ha servido con honor y sería de tribu caníbal no agradecérselo. Su lista de enemigos es una banda de honor para cualquiera que todavía crea que el desodorante es el gran pacto de la Humanidad. Desodorante físico, desodorante moral. Os quedáis con Carmena, amiguitos. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 25 abr, 2017