He visto El Padrino con mi hija. Dudé. Pero pensé que es de las cosas importantes que una hija puede hacer con su padre. Mi padre me llevó al cine a ver El Padrino II. No era el estreno pero yo era aún muy pequeño. No tengo ningún recuerdo de la película salvo que es tan larga que tiene intermedio y pude comer dos bolsas de palomitas, la de la entrada y la de la media parte.
Ahora ver películas con el iPad es más fácil, porque las puedes ir parando y darle a la niña las explicaciones que necesite para no perder el hilo. Le expliqué que El Padrino es una de las grandes obras cinematográficas de todos los tiempos, junto Casablanca, que vimos al principio del encierro, y que es más fácil de entender si ya Indiana Jones te acostumbró a los nazis, y Pedro Sánchez a quedarte en casa. Pero El Padrino qué és, me iba preguntando con creciente ansiedad desde que le anuncié que la veríamos. ¿A qué se parece? Y se me ocurrió explicarle que era el origen de Harry Potter pero con Harry y Voldemort menos delimitados, más difuminados y confundidos.
Y fue lo único moral que le dije sobre El Padrino, y la empezamos a ver hace una semana, y lo que sobre todo le interesó fue el poder. No tanto juzgar las acciones de cada uno sino entenderlas. En el Padrino 3, Michael le dice a Vincent que no puede odiar a sus enemigos, porque no podrá saber cómo piensan. Mucho antes, desde el principio, esto Maria ya lo había entendido y todas sus preguntas empezaban con un por qué. El mecanismo. Y pensé que íbamos bien. Y cuando moría alguien se preocupaba de las consecuencias que para la familia tendría, Doña Vito al cargo de guardar los equilibrios.
El Padrino 3 la vimos ayer, ya muy tarde, que es cuando se está bien. Ella primero hizo sus deberes, yo escribí la columna del papel, cenamos y yo no leo pero ahora he recuperado la traducción que de Peter Pan hizo Leopoldo María Panero, y sobre la una le pregunté si la mirábamos y mientras la buscaba en Netflix le dije: si cualquiera de las madres de tus amigas me vieran poniéndote el Padrino de madrugada me dirían que no son horas, que no es una película para niños, que la violencia, la sangre, los sombríos personajes que salen…
-Y te dirían algo peor, Papi. Te dirían que Michael es malo.
Es una de aquellas respuestas. Una respuesta que justifica el camino. La que le hija le dice al padre, sentados en la puerta de la ermita de la cumbre, tras todo lo ascendido. Mereció la pena el ascenso, mereció la pena el esfuerzo, mereció la pena la vida. Y desde aquí sentados, Maria, el nombre de las personas y las cosas vamos a decidirlo nosotros. Esto es el poder aunque a veces tengas que mancharte las manos.
El Padrino 3 acaba con su hija asesinada, con Michael cayéndose de la silla del jardín, probablemente muerto, también, aunque podría ser sólo un ataque de diabetes, del que quizá podría reponerse. Maria tiene 8 años y lo único que me entristece de verla crecer es que necesita cada vez menos mis abrazos. Más bien me aparta, aunque también es verdad que yo soy bastante empalagoso. Y en cambio ayer, cuando la película terminó, se me abrazó como hacía tiempo que no lo hacía y no hablamos de nada, y no lloraba, y no parecía preocupada, simplemente me abrazó, tratando de esconder su cabecita en mi pecho. Abrazo umbilical, de cuando era muy pequeña y se desesperaba si al entrar en la ducha cerraba la puerta del baño.
Fue el abrazo más largo, el que todo lo abarcaba. Entre que Michael no es malo y el final que le aguarda. El abrazo del miedo, la arrogancia, la inteligencia del poder y la brutalidad a la que te enfrentas, y la brutalidad en la que tú también te conviertes cuando lo ejerces. “Cuando vienen, vienen a por lo que más quieres”, esto también se lo dice Michael a Mancini. Ser mejor que los demás no es un alarde, es un precio. Y estaba incluido en su abrazo regresivo, de niña mucho más pequeña de lo que ya es, asustada por el riesgo de vivir así. Michael no es el malo pero mira lo que le acaba pasando incluso a él.
Y esto es lo que entendió -y entendió bien: primero el poder, primero que para protegerte tienes que tomar las riendas de tu vida, y Michael no es malo, y así se justifica la mafia, el orden de la familia por encima del orden mundo, el código de honor más allá de la ley corrupta, el desdén por la normas de Harry Potter, Albus Dumbledore como maestro que inspira con su sabiduría las más flagrantes desobediencias y el acceso a un mundo que sólo unos pocos pueden conocer. También los Corleone ayudan a las viejitas y tienen su deseo de mundo mejor. Élite contra la turba. La turba obedece, vive, sigue y muere. La élite, nos gusta vivir como la élite. Pero luego es quien de verdad paga el precio. Harry tiene que morir. Matan a Mary. Más grave que asesinar a su propio hermano es la estúpida debilidad con que Fredo pone a Michael ante la necesidad de eliminarlo. Hay más humanidad en los remordimientos de Michael que en la completa existencia de su hermano. Yo esto lo entiendo, y Michael no es el malo. Pero me ha costado 45 años asumirlo, más de diez mil páginas escritas y algunas pastillas para poder dormir.
Y con sus ocho años ahí estaba ayer Maria, de pie justo en la línea, y se derrumbó en su abrazo angustiado la sensación de que vienen a por nosotros y que nunca estaremos del todo a salvo.
Luego le pasó el espanto, jugamos al parchís, nos comimos un helado. Tarde, nos acostamos escandalosamente tarde. Se acurrucó entre mis brazos en lugar de pedirme como siempre su espacio. Y una voz que te dice “pareces cansado” y aún no ha salido el sol.
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