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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Levántate

Salvador Sostresel

La justicia alemana ha avalado el golpismo y lo único que le ha reprochado ha sido que usara fondos públicos, de modo que lo que con otras palabras ha venido a decir el juez que ha dejado en libertad a Puigdemont, es que que cualquiera que tenga fondos personales suficientes para pagarse un golpe a cualquier Estado de la Unión, puede realizarlo sin problema. Europa, que fue precisamente construida contra este tipo de aventuras, encontró ayer su vacío y nada menos que Alemania la dejaba sin sentido.

Es cierto que el fiscal apoyó la euroorden y sus criterios, y que en cierto modo ello significa que Merkel la apoya y la comparte. Es cierto que esta decisión no significa en modo alguno el reconocimiento -ni siquiera una cierta complicidad- con una inexistente república catalana; y también es verdad que el mismo escrito del juez rechaza categóricamente la persecución política de los del lazo amarillo. Pero que Alemania haya dejado en casi nada la euroorden del juez Llarena abre la puerta a la destrucción de la UE tal como hoy la conocemos, cuestiona la soberanía de los Estados y anima a que cualquiera que necesite su espacio vital para sus exaltaciones nacionales se levante sin el menor reparo a tomárselo por su cuenta.

A partir de hoy, el juez Llarena puede retirar la euroorden o reformular su auto de procesamiento, porque sería mandar un terrible mensaje que tuvieran menos castigo los que huyen como ratas que los que afrontan como hombres, y como ciudadanos libres, las consecuencias de sus actos. Si a Junqueras le caen 30 años y a Puigdemont le sale la fiesta por un máximo de 8, el despropósito alcanzará un nivel de ridículo del que, por lo menos yo, no sé cómo se sale.

Hay poco que reprocharle a Angela Merkel, que a través del fiscal ha marcado su posición; los hiperventilados que ya están culpando a Rajoy también hubieran procedido a la detención de Puigdemont en Alemania, y fueron sin duda los que más alardearon de ella cuando se produjo; y los los líderes del actual proceso independentista -y sus entusiastas- que crean que esta decisión del juez alemán resuelve sus problemas, o les acerca a la independencia, seguirán bailando, drogados de irrealidad, en el irreductible “after” en que una determinada Cataluña vive instalada: porque aunque es verdad que la justicia alemana invita a que cualquier independentista rico e inteligente se plantee sin temor alguno el más letal golpe contra este y cualquier Estado, los que hoy comandan el desafío son tan torpes y limitados, que su propia actividad se ha convertido -hay cosas, créanme, que nunca cambian, ni aunque la UE naufrague- en la más indestructible garantía de la unidad de España.

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