Yo prefiero las terceras elecciones. Prefiero que los socialistas muestren a España y al mundo quienes son, y que se sometan al sufragio del pueblo soberano. Prefiero pasar este sarampión que cuatro años de tonterías y colapsos.
Estos socialistas, ¿no querían primarias? Pues tengamos primarias de verdad, con todos los españoles convocados a votar. ¡A ver a quién ponen de candidato! ¿No creen tanto en la democracia? Pues que se tomen el jarabe democrático que la realidad les ha recetado por ser tan irresponsables.
Prefiero terceras elecciones porque España no es un club del jubilado en el que lo importante es participar, sino un Estado europeo e importante que necesita un gobierno competente y estable; y además los españoles tienen derecho a expresar su opinión sobre el espectáculo que nos ha ofrecido el PSOE en las últimas semanas. ¿No querían transparencia? Pues toma transparencia, y con las urnas por delante.
Fiarse del sentido de la lealtad del PSOE es un ejercicio esotérico que no conduce a ninguna parte. Desde que Felipe se fue, los socialistas pasaron a ser el primer problema de España, más grave que la delincuencia y el paro. Zapatero fue un drama. Sánchez ha sido una calamidad. Lo del sábado en Ferraz fue de tribu africana degollándose entre hermanos.
Prefiero las terceras elecciones, y que un PP más fuerte pueda gobernar en favor de los intereses de los españoles sin tener que ser rehén de perdedores, presumidos y equivocados como los socialistas y Ciudadanos.
Unas terceras elecciones higienizantes, alegres como la libertad, en las que España gire hacia el centro-derecha y pueda superar el atraso del izquierdismo, tan mezquino y tan cobarde, y tan contrario a los intereses de la Humanidad.
Unas terceras elecciones que pongan a cada cual en su lugar, y por lo tanto a los socialistas, en el retrete de la marginalidad.
Otros temas Salvador Sostresel