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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Las balas somos nosotros

Salvador Sostresel

Melilla somos nosotros. Quiero decir las balas. Somos la gendarmería, somos Pedro Sánchez diciendo que el Sáhara es de Marruecos. Somos nuestras fronteras. Y aunque algunas imágenes nos impresionen no sólo no podemos hacer nada, sino que no debemos hacer nada. No hay espacio para todos, no hay bienestar para todos y los partidos políticos y los medios de comunicación que más se quejan de la contundencia de la Policía de nuestros vecinos, son los que después más dinero quieren destinar a políticas sociales y nunca tienen suficiente. Quizá creen que el dinero es ilimitado. Es lo que sueles creer cuando el dinero es de los demás.

Las fronteras deben defenderse, las democracias es lo primero que defienden. La integridad territorial. Esto los independentistas catalanes tampoco lo entendieron, pero como son unos cobardes, y en España se vive muy bien, no hizo falta dispararles y bastó con hacer aquel Tren de la Bruja que fue el 1 de octubre. Cuando algunos exaltados dicen que España condena a Cataluña a la miseria y al hambre, tal vez deberían ver las imágenes de Melilla y comprarlas con su piso en la Bonanova. Yo entiendo que todo el mundo haga algo de demagogia, pero cuando te crees tu propia propaganda acabas hallando fascista que la Policía te espere al otro lado de la valla. ¿Y dónde te debe esperar, pues, la Policía?

Así como la causa de la independencia de Cataluña no tiene un motivo que no sea sentimental, como quedó demostrado con la actitud tan pasiva y poco combativa de los propios independentistas, los marroquíes tienen todos los motivos del mundo para intentar huir de su país. El hambre, el primero de todos. Pero también otros abusos, tan crueles, propios de una tiranía. Lo que sucede es que Marruecos es nuestro principalísimo aliado exterior y hay que comprar a su rey al precio que sea. No se trata de convencerle. Se trata de comprarlo, como a cualquier sátrapa, y de que él nos haga el trabajo sucio. No hay vuelta de hoja y es indigno hacer comedia. Vivimos en una realidad sórdida, pero que es la que más nos conviene. Y si aceptamos lo que nos conviene, y créanme que lo aceptamos, entonces es mejor admitir nuestra parte cínica y terrible y no hacer aspavientos. No mejoraremos la vida de los inmigrantes, pero al menos no te burlarás de su muerte.

Melilla es tu seguridad social, la escuela pública de tus hijos, tu derecho a ir por la calle sin tener miedo y que las barriadas de Madrid y Barcelona no sean Saint Denis. Es muy importante que las barriadas no sean Saint Denis, pero aún es más importante que no lo sean los propios barrios, que es de lo que en París estamos hablando: el círculo se estrecha, están rodeados. Por lo tanto, los españoles, y sobre todo los españoles de clase medianita tirando a baja, deberían renovar su pacto con la realidad. Si quieren hacer propaganda que la hagan, pero que no se la crean. Es fundamental que entiendan que la inmigración ilegal sólo genera inseguridad y delincuencia, y que lo pagarán ellos y sus barrios, como ha ocurrido en todo el mundo donde este tipo de inmigración se ha desbocado. Y sobre todo estos de clase medianita es urgente que entiendan también que si ya encuentran escasa la sopa que les damos, y todavía nos vienen más pobrecitos, tendrán que compartir su poca sopa con ellos, porque los recursos son los que son y ya regalamos lo suficiente, y no tenemos más.

Melilla es lo que hay. Y podría ser mucho peor. El drama de África es por desgracia mucho peor que el horror de tener que contar 23 muertos en una valla. Aunque parezca duro decirlo así, la experiencia del otro día salvó vidas, porque ahora todos han podido ver lo que pasa y se ha desactivado el efecto llamada. Entre los que no morirán ahogados y los que no morirán porque ya no se atreverán a enfrentarse a la Policía, habrá muchos que continuarán vivos aunque yo soy el primero que no estoy seguro de que en África salga a cuenta el negocio de la vida. En cualquier caso, y lamentablemente, es su problema. Nuestro problema es mantener a España dentro de unos parámetros razonables y nos ha salido bien comprar el rey de Marruecos -tal como siempre habíamos hecho, hasta que Pedro Sánchez quiso hacer el patán con Open Arms y aquel imbécil del Frente Polisario- para que nos ayude a la frontera sur. Si no estás de acuerdo yo querría que me dijeras a qué piensas renunciar, para ofrecerlo a los que la Policía no mate cuando quieran entrar en la próxima tanda. Dí a ver qué plaza de qué escuela y qué médico y qué ayuda social estás dispuesto a ofrecer y por cada pack solidario dejaremos entrar a uno y luego a otro, y así sucesivamente hasta que por fin madures, dejes de decir y de escribir bobadas y tomes algo de conciencia del inmenso privilegio que te supone haber nacido en el rincón afortunado de la Tierra.

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