Historia de dos mediocres

Sin duda el Barcelona tiene un presidente funesto, heredero de otro todavía peor que está en la cárcel y podría ser extraditado a los Estados Unidos por la gravedad de sus presuntos delitos. Lo mejor para el club es que la banda que actualmente lo dirige dimita o sea derrotada y desalojada pero cuesta mucho creer que Agustí Benedito tenga la más mínima posibilidad de lograr su objetivo y está por ver si es capaz recoger las firmas necesarias para que la votación llegue a producirse. La mediocridad de lo establecido no siempre excluye -y no me alegra decirlo- la mediocridad de quienes pretenden derrocarla. Es el caso de un Benedito seguro que bienintencionado pero extemporáneo y menor, un hombre que siempre se acaba haciendo un lío y que ya para empezar se ha equivocado con las fechas y los plazos de la moción que él mismo ha impulsado estando los estatutos del Fútbol Club Barcelona suficientemente claros y publicados para que a una inteligencia media le baste una lectura -y en diagonal- para comprenderlos. Bartomeu es un desastre para el Barça y una bendición para el Real Madrid, que tiene presidente y tiene equipo. Pero el socio del Barça, especializado como pocos colectivos en el mundo en equivocarse casi siempre que vota, le eligió por un amplio margen y eso indica un carácter y un sentido del gusto claramente incompatibles con el tipo de revolución que no sólo el primer equipo sino el club entero necesita para volver a brillar con el esplendor que conoció con Cruyff y Laporta. Barcelona, el Barcelona y Cataluña viven tan desconectadas de la realidad y flotando de un modo tal en un delirio de tercer grado que en muy poco tiempo han insólitamente arruinado un capital conseguido con mucho esfuerzo y mucho talento y a lo largo de muchos años. Es una inmutable lección de las cosas lo poco que cuesta destruir hasta el patrimonio que más inagotable parecía y entre Colau, Bartomeu y Puigdemont los catalanes asistimos al siniestro museo de la demolición y el escombro en un tenebroso espectáculo coral de difícil superación y de consecuencias catastróficas. Pero que Benedito sea la única alternativa a Bartomeu que de momento se haya manifestado -que no significa que sea la única que exista- forma parte de los problemas del Barça mucho más que de sus soluciones. Si el año que viene el Madrid no es el primer equipo de la Historia en ganar tres Champions consecutivas no será porque su eterno rival no haya hecho todo lo posible por alisarle el camino hacia el hito.