El Covid y las suicidas medidas por tratar de contenerlo nos dejan como única salida el privilegio y el barco pirata. Hoy en España sólo se puede vivir en los pasadizos secretos de Palacio, en el santo y seña y en la clandestinidad. Y el abordaje económico, profesional y moral para que la negligencia, la estupidez y el desprecio por la vida de nuestros gobernantes no nos roben el tiempo y la economía, que es la vida. Yo siempre fui el “recordaréis este día como el que casi capturáis a Jack Sparrow”. Pero desde ayer el subterfugio es mi defensa propia. Vuelve al salvoconducto, la trastienda, la ética de ser amigo del dueño. Hace años que te advierto de tu atraso igualitarista, y me llamas clasista porque en tu resentimiento algo paleto no te das cuenta de que te lo decía porque te quiero. No tienes ni idea de la cantidad de vida que has tirado a la basura por haber despreciado el privilegio. Nunca sabrás lo pobre y triste que te has vuelto por no haber entendido que sólo posees lo que tú decides nombrar. El orden contigo en el centro. El sobreentendido que te franquea el acceso. La llamada previa, la jerarquía. Trabajar la grieta, el equívoco. Asumir que sólo puedes ganar. La vida que no vivas no van a devolvértela. Te queda el privilegio o la muerte, y preferiría que lo hubieras entendido sin que hiciera falta una tragedia. El dueño de Palacio continúa siendo mi mejor amigo y conozco las estancias y los pasadizos. El Covid es un reto y hemos fallado clamorosamente. Hemos olvidado que la libertad es lo único que importa, y que somos españoles, y en lugar de defender la vida nos escondemos de ella, y en lugar de proteger lo que somos, intentamos negarlo desde el complejo, el encierro y el subsidio, que son las formas más degradantes de arrasar a un hombre. Me niego a engrosar el siniestro reguero de cadáveres que los majaderos e incompetentes que nos gobiernan dejan a su paso. Si quieren enterrarme en vida tendrán que cogerme con sus propias manos, y nunca fueron tan listos como el capitán Sparrow. Cada día importa y no lo tenemos asegurado. Sólo posees lo que nombras, sólo vives lo que decides y si han puesto un precio a mi libertad yo voy a pagarlo. Pagar el precio y no rescates: esto es lo que los hombres libres hacen. La cancelación empresarial es un crimen y cada generación tiene una tiranía contra la que ha de levantarse.
Otros temas Salvador Sostresel