Lo que hoy veremos en el Congreso va a ser el fracaso de una ambición, la ambición personal de Pedro Sánchez por gobernar habiendo perdido estrepitosamente las elecciones; pero no tendría que ser el fracaso de una idea necesariamente pactista y transversal que el acuerdo entre Ciudadanos y el PSOE en cierto modo encarna, aunque con el terrible error, socialista y sectario, de haber excluido al Partido Popular.
A partir del lunes, las fuerzas políticas de orden tendrán que sentarse y discurrir con generosidad, y ver cómo pueden entenderse para afianzar la recuperación económica y hacer frente a los populismos que amenazan la unidad y la libertad de España.
Necesitamos que nuestros políticos sensatos sean capaces de estar a la altura del momento político y sepan actuar de dique de contención contra la barbarie.
No hay escapatoria, y mucha humildad y mucha cintura serán necesarias, y hay que tener muy presente que los populismos no son una opción más, sino la libertad y la convivencia que tendremos de menos si algún día logran imponerse.
La Humanidad ha tenido que soportar muchos millones de muertos por no haber entendido que el comunismo es lo mismo que el nazismo, e incluso peor. Si ahora no entendemos que la amenaza que Podemos representa es la misma que significa el Frente Nacional para Francia, estaremos permitiendo del modo más frívolo que el totalitarismo nos entre en casa.
Hoy en el Congreso vamos a ver las últimas horas del recreo de Pedro Sánchez, que ha organizado un número tan inútil como falsario, y que tendríamos que cobrárselo, como a los excursionistas temerarios les cobran su rescate.
El lunes toca ponerse a trabajar y demostrar que somos algo más que una tribu de machete y hechicero enloquecido danzando alrededor de la olla donde te están hirviendo a ti, porque eres lo que hay para cenar.
Otros temas Salvador Sostresel