Y mientras Cataluña camina decidida hacia el precipicio, el Barça visitó Montilivi para enfrentarse a un Girona/franquicia regentado por el hermano Pere de Pep Guardiola. Cuando el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, entró en el palco sonó Els Segadors por la megafonía del estadio. Gritos de “votarem”.
Maffeo se dedicó en exclusiva a Messi hasta el punto de que yo creo que si el argentino se hubiera retirado al excusado, le habría acompañado. Valientes los locales, empeñados en el ataque. Estas cosas suelen acabar mal para los rivales menores que quieren jugar contra el Barça como si fueran el Barça pero lo cierto es que el Girona fue el primero en crear peligro -y considerable- y llegó a incomodar a los de Valverde, que esperaban su momento algo agobiados aunque sin sufrir demasiado. Suárez, precipitado, descentrado y fallón, no perdía ninguna oportunidad -como los palestinos- de perder una oportunidad. El primer peligro visitante lo creó Messi de falta pero voló Iraizoz para rechazar a corner. Y de este córner nació el primer gol del Barça: un mediocre disparo de Alba que iba muy desviado rebotó en Aday y entró sin que Gorka pudiera reaccionar. Ni el Barça merecía tanta fortuna ni el Girona tanta calamidad.
Se le apagó un poco la luz después del gol al Girona, y la alegría inicial se volvió imprecisión aunque sin renunciar nunca a la valentía. Messi riñó manifiestamente a Rakitic por una asistencia que llegó dos segundos tarde y le pilló en fuera de juego. “Antes, antes”, le dijo gesticulando, y el croata bajó la cabeza y aceptó su culpa dándole la razón al genio cerrando el puño y levantando el pulgar. Partido aburrido, vulgar. Ni el Barça hacía lo que sabe hacer ni el Girona podía hacer más. Pese al marcaje al hombre, todo el peligro visitante venía de Messi directa o indirectamente. Muy bien Gorka Iraizoz, notables paradones.
El Girona regresó del descanso con ganas de presionar, pero entre Aleix Vidal de un taconazo marcó el segundo. Mirado a cámara lenta fue un auténtico golazo, yo creo que involuntario y afortunado, y contó con la colaboración de Gorka. La acción de Aleix Vidal, corriendo hasta la línea de fondo, estuvo bien, pero quiso centrar y le salió otra cosa, eso sí, francamente curiosa. Ter Stegen, que estuvo providencial en la primera parte parando un disparo de Douglas Luiz, volvió a serle de gran utilidad a su equipo parando un interesante cabezazo de Olunga. El Girona no se resignaba y buscaba el gol que le metiera en el partido, aunque no tenía ni la frescura ni el acierto que hicieran pensar en tal cosa. Entró Busquets para dar descanso a Paulinho. Y por fin y después de muchos, demasiados minutos de despropósito, minutos que fueron horas y partidos, Luis Suárez marcó el tercero en una acción de las que parecen fáciles pero que hay que marcar, y que precisamente el uruguayo cazador había insólitamente dejado de marcar, como si de un maleficio se tratara.
Meritorio fichaje al hombre de Maffeo a Messi, que pudo hacer algo, pero mucho menos de lo que le gusta hacer. El Barça hizo lo que tenía que hacer y el Girona cayó con honor.
Otros temas Salvador Sostresel