Hoy cumplimos doce días de estado de alarma. Es casi imposible abarcar todo lo que está significando esta situación en nuestras vidas, pues nos afecta tanto en lo personal como en lo profesional, en lo físico y en lo mental, en lo íntimo y en lo social, en lo económico y en lo espiritual. Y sin embargo nos estamos adaptando a esta “nueva normalidad”. Qué remedio.
En los momentos más difíciles se da la paradoja de que sacamos lo mejor de nosotros mismos. Así lo estamos viendo cada día, desde los aplausos de agradecimiento al personal sanitario que retumba cada tarde en todas nuestras ciudades y pueblos, hasta las diversas iniciativas solidarias que están surgiendo espontáneamente, donde los ciudadanos están mostrando su generosidad, su ingenio, su solidaridad y su compasión.
Y están las organizaciones sociales y humanitarias cuya labor es ya de por si el apoyo a las personas más desfavorecidas. Y pensaríamos que están “haciendo su trabajo”, pero aquí también nos están sorprendiendo con iniciativas que van mucho más allá de su deber, doblando y triplicando sus esfuerzos y trabajando sin descanso.
Es el caso de Cruz Roja en Alcorcón, que ha puesto en marcha una nueva unidad de Respuesta Social (URS) en la que participan más de 30 voluntarios para intentar mitigar los efectos de la crisis del coronavirus, “haciéndoles llegar a las personas más vulnerables alimentos, medicamentos y otros productos de primera necesidad”. La organización nacional de Cruz Roja ha puesto a disposición de las administraciones públicas todos sus recursos materiales y humanos – cuenta con más de 2.500 personas voluntarias – con el fin de contribuir a la lucha contra la pandemia.
Saturnino Peña Solis, Presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja Española en Alcorcón explica que “el equipo humano de Cruz Roja está respondiendo a esta crisis del coronavirus COVID-19 de manera comprometida, aumentando los esfuerzos (humanos, materiales, económicos, y de conocimiento colectivo) en esta crisis humanitaria y social tan excepcional, compleja e inédita, con el fin de estar aún más cerca de las personas vulnerables, pues su fragilidad ha aumentado”. Ahora más que nunca, reflexiona Saturnino, estamos comprobando “la fragilidad de todo aquello que creíamos estable, la importancia de la equidad y que la solidaridad mejora el mundo”. Gracias Mercy Juliette, gracias María, gracias Rubén, gracias Guillermo, y tantos otros voluntarios que estáis dando lo mejor de vosotros mismos.
Rocío Gayarre
Covid-19Cruz Roja