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Blogs La fiebre del oro(.com) por Jon Oleaga

La tecnología en contra del acoso escolar

La tecnología en contra del acoso escolar
Jon Oleaga el

El acoso escolar es uno de esos temas candentes que se pueden encontrar de forma continua en las noticias de actualidad. Muchos se preguntan qué ha cambiado, por qué tanta publicidad si siempre ha existido el acoso escolar en las aulas, y lo más probable es siga existiendo, al fin y al cabo es parte del crecimiento. El problema son las redes sociales y los grupos de mensajería instantánea. Hace 10 años el acoso se quedaba en el aula, ahora llega mucho más lejos y persigue al alumno a casa sin dejarle ni un segundo de descanso. El cyber-acoso ha demostrado ser un claro problema del siglo XXI que necesita una respuesta igualmente tecnológica.

Kio Artificial Intelligence ha creado un chatbot utilizando WatsomApp con tecnología de IBM. Mediante juegos y conversación el chatbot es capaz de identificar de forma predictiva quién podría ser el acosador y quién la víctima en el ecosistema cerrado que supone el aula. Dibujando una especie de “Minority Report”, donde se puede prevenir el “crimen” antes de que se perpetúe. De esa manera el educador es capaz de atajar el acoso antes de ocurra o se vuelva grave enfocándose en los participantes. En la actualidad la escuela o los padres tardan más de 9 meses en detectar un caso de acoso escolar, lo que puede suponer llegar demasiado tarde, causando daños permanentes en la salud mental de la víctima.

WatsomApp es capaz de identificar el rol de cada alumno en clase, desde los líderes, los observadores, los acosadores y las víctimas. Cada uno de ellos juega un papel fundamental para que se desarrolle el acoso, y un programa preventivo debería atajar y motivar a cada uno de ellos para actuar en su contra.

Los niños son más proclives a sincerarse con un bot que con un adulto, creándose un ambiente de sinceridad de forma efectiva. Los alumnos así responden abiertamente a preguntas como “te gusta ir a la escuela” o “quienes son tus amigos” o “hay acoso en clase”. Consiguiendo así una reducción del tiempo de detección de ocho meses, es decir, a tan sólo un mes. Lo que supone una clara mejora en la efectividad.

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