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Blogs La fiebre del oro(.com) por Jon Oleaga

La tecnología 3D en el cine se estanca, pero avanza en los efectos y en la animación

La tecnología 3D en el cine se estanca, pero avanza en los efectos y en la animación
Jon Oleaga el

El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional del 3D, esa tecnología que nos hace sentir que las imágenes salen de la pantalla, que el meteorito viene directo hacia nuestra butaca, o que lleguemos a marearnos como si fuéramos nosotros quienes estuviéramos cayendo al vacío. Muchos recordaremos la primera vez que vimos una película en tres dimensiones, quizás allá por los 80, tal vez con unas gafas de cartón. Pero la tecnología 3D es mucho más que una “anécdota cinematográfica”. Su aparición ha supuesto una verdadera revolución para la industria audiovisual, permitiendo recrear escenarios sin haber rodado allí ni una sola vez, ejércitos sin haber contratado a una multitud de extras, o impresionantes efectos especiales sin necesidad de poner en riesgo a los actores o especialistas.

Desde entonces ha habido distintos intentos por mejorar tanto las gafas (que al principio provocaban mareos y frustración en los que no conseguían enfocar la imagen) como la experiencia (a la que hoy le añaden, además, movimiento, aire o agua).

Pero todo esto no es nuevo, ni lo era en los 80. La búsqueda del 3D en cine y televisión, en realidad, se ha intentado casi desde sus inicios, con cámaras de dos lentes o con dos proyectores. “La animación 3D venía utilizándose en Hollywood desde finales de la década de 1970, pero es sobre todo a comienzos de los 90, con el abaratamiento y popularización de la informática y la aparición de software de animación 3D, cuando se produce su despegue definitivo en todo el mundo”, explica Samuel Viñolo, coordinador académico del Grado en Animación del centro universitario U-tad.

Fue la llegada de los cines IMAX, en los 80, con películas específicas y exclusivas para este formato, la que popularizó el término y de ahí, con desigual éxito, se han estrenado diferentes películas que prometían que podríamos ‘tocar’ la imagen, hasta llegar al que se conoce como culmen del cine 3D: Avatar, en 2009. Sin embargo, para Viñolo, “el hito que descubrió el 3D como técnica para hacer largometrajes de animación hay que dárselo a Toy Story”, tal vez el paradigma de la ‘nueva animación’, y que ahora acaba de celebrar su 25 aniversario.

Aunque lo que de verdad supuso un salto, y tal vez no tan visible para el espectador, fue la entrada de la tecnología digital, que en palabras del profesor de U-tad supuso “una enorme revolución tecnológica que no solo impulsó el ámbito de los efectos especiales y la animación, sino que benefició a todo el sector cinematográfico”. Porque 3D no es solo sinónimo de que los espectadores sientan cómo las imágenes salen de la pantalla (aunque también), sino que gracias al desarrollo de esta tecnología se ha producido un gran salto en los efectos visuales.

¿Un ejército multitudinario de seres reales o fantásticos al asalto? Tecnología 3D. ¿Efectos especiales que, literalmente envuelven al protagonista en llamas o agua? Tecnología 3D. ¿Dibujos animados que parecen casi humanos? Tecnología 3D. Y mucho más.

Según explica el experto, hoy en día la animación 3D no solo está presente en producciones de animación, videojuegos y en películas de grandes efectos especiales, sino que ya es una herramienta imprescindible en cualquier tipo de producción audiovisual: “Por ejemplo, permite envejecer o rejuvenecer a los actores o recrear entornos y escenarios que serían carísimos en producciones históricas y películas de época. Un ejemplo sería la recreación de la ciudad de Tenochtitlán en la serie “Hernán, el hombre” de TVE, o un escenario más reciente, la coproducción de animación española basada en las memorias de la guerra de Angola del reportero bélico Ryszard Kapuscinski”, expone Viñolo.

En general, la tecnología es la responsable de que cualquier cosa imaginable pueda plasmarse en imágenes. Y no pensemos que todo el mérito lo tienen los grandes estudios de Hollywood. España es una de las mayores potencias del mundo en cuanto a desarrollo e innovación en este campo, con un crecimiento imparable y unos profesionales reconocidos internacionalmente. Y su futuro es prometedor, a juzgar por el talento que se observa en los jóvenes que actualmente se están formando en centros universitarios como U-tad, o que ya están trabajando en proyectos internacionales de productoras de animación de primer nivel o de estudios de videojuegos triple A.

Efectivamente, más allá de las películas de animación, el mundo de los videojuegos también se ha beneficiado enormemente del desarrollo de estas tecnologías, y ha penetrado además en el diseño de páginas web, el desarrollo de mapas o de aplicaciones móviles, y por supuesto en la publicidad. Según Viñolo, “prácticamente todos los anuncios para marcas de alimentos y automoción están creados con herramientas de animación 3D”. Y es cada vez más habitual su uso en simulaciones y proyecciones en sectores como la arquitectura, en ensayos clínicos de medicina, en predicciones meteorológicas o en el estudio del universo.

A buen seguro, a la tecnología 3D aún le queda mucho recorrido.

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