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Blogs La fiebre del oro(.com) por Jon Oleaga

Apadrina un árbol, compra solidario

Apadrina un árbol, compra solidario
Jon Oleaga el

Cada vez son más las empresas que se involucran en proyectos sociales, que van un paso más allá de fabricar y vender productos, sean del sector que sean, que se comprometen con causas de colaboración social o sostenibilidad. En el caso de ONE OAK el compromiso está en su ADN desde el principio: luchar contra el cambio climático. ¿Cómo? Involucrando a sus compradores para implicarse en la reforestación de las zonas que más lo necesitan.

Galicia, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía son algunas de las áreas en las que ONE OAK tiene proyectos de reforestación entre este año 2019 y 2020. Todas ellas, por uno u otro motivo, han sido víctimas de un problema medioambiental, ya sea por daños provocados tras un incendio forestal, por la contaminación atmosférica o como producto de la erosión, desertización o deforestación del terreno. En total, más de 15.000 árboles autóctonos (importante este dato: si queremos que una reforestación sea efectiva a largo plazo no vale cualquier especie) han sido ya plantados o se plantarán en estas zonas antes de que acabe el año.

“Nuestro propósito es inspirar a un gran número de personas para que, juntas, impulsemos un gran cambio que mejore la salud del Planeta, y hemos encontrado en la moda sostenible una plataforma cercana y divertida para poder hacerlo”, concluye Íñiguez.

¿De dónde vienen esos árboles?

ONE OAK nace en 2016 como una marca española de moda sostenible, y desde estos mismos inicios se constituye como empresa social. Sus productos son complementos de moda (relojes, bolsos, mochilas y gorras) sostenibles en sí mismos. Para empezar, fabrican utilizando materiales sostenibles. Por ejemplo, plástico reciclado (aseguran haber reutilizado ya más de 60.000 botellas), pero también madera: “Al contrario de la creencia popular, un producto fabricado en madera afecta menos al medio ambiente que otros materiales; por ejemplo, la huella de carbono de la fabricación de un reloj de madera es la mitad que la de un reloj convencional de acero inoxidable. A esto hay que sumarle que también utilizamos corcho o poliéster hecho con plástico reciclado, materiales que destacan por ser sostenibles”, afirma Guillermo Íñiguez, cofundador de ONE OAK.

Pero, además, sus fundadores, los hermanos Carlos y Guillermo Íñiguez, tenían en mente devolver a la naturaleza mucho más de lo que le quitan para fabricar sus productos, ¿y esto cómo se lleva a cabo en la práctica? Un árbol nuevo por cada producto vendido. De este modo consiguen también que los compradores de sus relojes, mochilas, bolsos y gorras, se impliquen con la causa: “Por cada complemento que vendemos en nuestro e-commerce plantamos un árbol. El cliente le pone nombre, elige el proyecto al que quiere destinarlo y recibe una fotografía que certifica su plantación”, explica Íñiguez. “Cuando una persona recibe la foto de su árbol con su nombre se crea una conexión única con el proyecto. Pero cuando, además, ve la cantidad de personas que nos involucramos en esta iniciativa, es cuando de verdad comprende la dimensión de lo que estamos consiguiendo gracias al apoyo de todos”.

Voluntarios, autoridades y ‘voceros’

Esos árboles plantados por ONE OAK se materializan en los diferentes proyectos de reforestación. Hasta la fecha más de 100.000 personas se han involucrado ya para colaborar en alguno de esos planes (Andalucía, Cataluña, Galicia, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Galicia), entre los que se cuentan expertos forestales, voluntarios, autoridades locales, clientes y la comunidad de redes sociales de ONE OAK. Todos ellos organizan, vigilan, plantan o difunden. Lo más importante: ampliar la visibilidad del proyecto para que en próximos años sean aún más los árboles plantados.

Todos los árboles, afirma ONE OAK, provienen de viveros locales y cada uno absorbe cerca de 200 kg de CO2 de la atmósfera a lo largo de su vida, lo que compensa con creces el impacto ambiental que conllevan las emisiones de la fabricación y transporte de sus productos. Y cumplida esa misión global de la compañía, cada uno de estos planes de reforestación tiene además un propósito concreto: en Madrid, el objetivo es absorber parte de la contaminación que provoca el aterrizaje y despegue de los aviones del aeropuerto de Barajas; las reforestaciones de Galicia y Andalucía tratan de revertir los efectos de los incendios que calcinaron en 2017 el Concello As Neves y el Parque Nacional de Doñana respetivamente; en Tarragona se busca recuperar la biodiversidad del bosque mediterráneo perdida tras el incendio de 2016, que calcinó 11 hectáreas de monte; y en Alicante el trabajo de los voluntarios se centra en recuperar la calidad del suelo y en reducir el riesgo de inundaciones.

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