Ver un telediario de la cadena nacional -otras no acostumbro- es como un juego de adivinanzas. Pero fácil; siempre aciertas. La información que hoy, viernes 9 de febrero, ofrecían sobre la reforma laboral recién aprobada por el Gobierno estaba cantando las consignas que la oposición pone en marcha. Lo relevante de la reforma era, a juicio de los informadores de la radiotelevisión pública, la rebaja de 12 días en la indemnización de los despidos improcedentes. Esa fue la entrada al tema, luego cuatro veces repetida a lo largo del informativo.
Algo que representa una infinitésima parte de los despidos que se producen aquí y ahora parece más importante que las condiciones de contratación, el fomento del empleo joven, los incentivos a nuevos empresarios, la lucha contra la economía sumergida, el límite a las indemnizaciones escandalosas de directivos de empresas públicas, y demás.
Y es que fijar en un máximo de 33 días la indemnización que antes podía llegar hasta 45 es la expresión gráfica perfecta para movilizar la calle en defensa de los derechos adquiridos y en contra de la reforma laboral; de la laboral y de todas las demás, ¡viva el progreso! Estamos ante un nuevo retroceso, una nueva afrenta de la derecha a la clase trabajadora, denuncia alguien desde la oposición; los sindicatos aseguran que no pasarán por esto, y el ciudadano interesado en saber si hay algo nuevo de lo suyo se queda con las ganas porque el resto de la información está dedicada al juez de pedía dinero.
Pero la realidad juega de vez en cuando alguna mala pasada a estos pequeños diablillos manipuladores. Sucedió en el mismo informativo: después de lamentar que perderán el derecho a subsidio los parados que rechacen tres ofertas de empleo, de la vecina Francia llegó la noticia que allí bastará con una sola vez.
Y así seguiremos hasta no se sabe cuándo, con un ente extraño gobernado por un llamado consejo de administración que cuesta lo suyo: en sueldos, más de cien mil euros por consejero. La experiencia dice que no es fácil tener una información que merezca tal nombre en tiempos electorales, y aquí seguimos en ellos ahora con Andalucía y Asturias, sobre todo en las televisiones públicas.
Pues nada, a ver quién adivina antes las consignas de Rubalcaba a sus terminales mediáticas.
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