Neuerkerode, es un diminuto pueblo a las afueras de Sickte, en la Baja Sajonia. Allí conviven unas 800 personas con discapacidad y alrededor de 1.000 entre cuidadores, sanitarios, personal de servicio, monitores, etc. Fundado en 1868 por un sacerdote, un médico y una filántropa, con el fin de ocuparse de un sector de la sociedad que creían desatendido e indefenso. La existencia de un lugar así es a día de hoy una cuestión polémica con numerosos pros y contras. Para dar a conocer al público general cómo es la vida allí y mejorar su imagen, el antiguo director de la institución, Rüdiger Becker, encargó un cómic al ilustrador Mikael Ross, a quien dio absoluta libertad para enfocar y proponer su punto de vista para acercar este centro.
Esto se convirtió en Aprender a caer (Reservoir Books). Un cómic en el que Ross optó por contar una enternecedora y a la vez dura historia de ficción basada en hechos reales y anécdotas que le contaron los residentes durante las largas temporadas en las que convivió con ellos en el centro.
Todo comienza cuando la madre del joven Noel sufre un accidente y entra en coma, por lo que su vida da un giro total. En particular, porque tiene que dejar su humilde piso familiar en Berlín y trasladarse a un lugar desconocido del que no sabe nada. Ese lugar es Neuerkerode. Así, por primera vez en su vida, Noel tiene que enfrentarse solo a todo.
No sabemos exactamente cuáles son las limitaciones de Noel, ni tampoco su edad. Probablemente tenga unos 20 años y le gusta tanto el grupo AC/DC como las princesas de cuento. Y que sólo puede hacer frente a la vida cotidiana en su entorno familiar con la ayuda de desconocidos.
En el nuevo entorno del centro, al principio está completamente perdido, por lo que le cuesta situarse y aceptar su nueva vida a la que considera que es temporal. Ross cuenta constantemente la historia desde la perspectiva del discapacitado. Por ejemplo, puede experimentar lo que la limitación mental significa para Noel. Cuando su madre yace inconsciente en el baño, él se siente completamente abrumado. Entonces recuerda que su madre solía practicar con él esas situaciones de emergencia.
Recuerda que vive en Karl-Marx-Allee, con la ayuda de un busto de Marx. Pero cuando marca el número de emergencias, no recuerda su apellido. Un momento emocionante. Porque la voz al otro lado del teléfono intenta adivinar el nombre. Y sólo cuando Noel habla de la barba de Papá Noel, la persona de emergencias se da cuenta de que Noel y su madre viven en Karl-Marx-Allee.
Ross también habla de la vida en Neuerkerode: conciertos de rock y fiestas de carnaval, cómo se llevan los habitantes entre sí y cómo hacen amigos, aunque algunos de ellos tengan un control limitado de sus impulsos.
El autor dibuja todo esto con trazos coloridos y sencillos, y también llenos de acción, lo que hace que el cómic sea muy entretenido y fácil de engancharse a la estructura narrativa que está compuesta de forma brillante y atractiva.
Ross también entreteje material histórico, como el de los oscuros días del nacionalsocialismo. Época que cuenta desde la perspectiva de una anciana que fue testigo de cómo su hermano, que también residía allí, veían cómo a los chicos de su grupo se los llevaban para luego no volver, incluido su hermano. Ésta es sólo una de las muchas escenas conmovedoras de este cómic.
En definitiva, Mikael Ross logra crear un cómic singular, atractivo y delicado, en el que el lector queda atrapado desde la primera página por su originalidad y singularidad. Un cómic que sorprende y atrae la peculiar historia de Noel.
Traducida a ocho idiomas y ganadora de los Premios Max und Moritz-Preis y Rudolph Dirks Award, ha sido el album que dio a conocer a Ross, el autor de cómic con más proyección del panorama actual alemán.
Aprendiendo a caer // Mikael Ross // Reservoir Books // 2024 // 23, 90 euros