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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Poder utópico ilustrado por el gran Bryan Talbot

Poder utópico ilustrado por el gran Bryan Talbot
Pablo Delgado el

Y Platón dijo en “La República”: «manteniendo la firmeza hemos tomado la palabra ya que él ha dicho que el que comete injusticia y el que actúa con justicia, tienen cada uno un poder». Frase que es parte de la reflexión que realiza el filósofo sobre la justicia, y que le lleva a abordar la organización de la ciudad-estado ideal, o lo que puede ser y que acuñó más tarde Tomás Moro, una Utopía. Nombre dado a una isla y a la comunidad ficticia que la habita, cuya organización política, económica y cultural contrasta en numerosos aspectos con la sociedad real. Con esta obra, Moro crea el género de las utopías políticas y por ello en términos más generales la palabra «utopía» se emplea para referirse a una sociedad política ideal, con un plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen muy difíciles de realizar, o representación imaginativa de una sociedad futura con características favorables para la salud, el bienestar común de la sociedad, que por lo general contiene una crítica más o menos implícita de la sociedad política realmente existente. En el lado opuesto se encuentra la sociedad distópica, una ‘utopía negativa’, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable.

Louise Michel (1830-1905) llegó a pensar en que esto podría ser real, una sociedad utópica, en la que la justicia fuera efectiva en la que todos los seres humanos sean iguales, y no existiese la desigualdad y el poder y la justicia -al que hace referencia Platón- recaiga exclusivamanete en el pueblo y para el pueblo. Hoy está considerada por algunos como una heroína del pueblo francés. Fue educadora, poetisa y oradora, Louise Michel, llamada la Virgen Roja, luchó en primera fila durante una época tan turbulenta y represiva como fue la segunda mitad del siglo XIX. Entre esos ideales se encontraban más en concreto, una educación igualitaria y laica, un matrimonio libre donde el hombre no tuviera derecho de propiedad sobre la mujer y un trato de cuidado para los oprimidos, los rebeldes y los desvalidos.

Ediciones La Cúpula nos trae en “La Virgen Roja” de Bryan y Mary Talbot un relato que nos traslada de forma original, a un primero de septiembre de 1870 en Francia, en donde el gobierno imperial de Napoleón III es derrotado en la Guerra Franco-Prusiana. Mientras París se ve asediada por las tropas ocupantes y las fuerzas republicanas locales pujan por la supremacía política, un movimiento revolucionario se va haciendo fuerte en la colina de Montmartre. Está por cuajarse la Comuna de París, un período de autogestión después de que la Guerra Franco-prusiana terminase con la derrota de Francia y que durante apenas dos meses tocó el cielo de la utopía anarquista y del que fue la figura principal fue Louise Michel.

Fue un breve movimiento insurreccional que gobernó la ciudad de París del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, instaurando un proyecto político popular autogestionario, que para algunos autores, se asemejó al anarquismo o al comunismo. Tras ser detenida en numerosas ocasiones y provocar revueltas mediante conferencias y protestas, Michel llegó a vivir deportada en una colonia penal de Nueva Caledonia, pero siempre fiel al signo de la bandera negra y perseverante en sus ideales feministas.

Bajo el rigor histórico de la investigadora de prestigio Mary Talbot -ha publicado varios libros sobre lenguaje, género y poder, especialmente en relación con los medios y la sociedad de consumo-, y con el acompañamiento de los lápices del gran Bryan Talbot, consiguen crear una atmósfera de revuelta cargada de tensión, siendo la trama histórica astuta y trepidante, ya que desde el primer momento capta la atención del lector con el recurso de intriga ante la persona que está siendo llevada al cementerio de Lavallois-Perret.

Los Talbots acuden al flashback para contar la historia revolucionaria y utópica de Michel que hace memoria de la insurrección de la ya denominada Comuna de París, acercando la persona y su forma de pensar. A través de un dibujo cargado de detalles, acompaña una gran lectura plasmada en cada página dando como resultado una caja de sorpresas gráficas interpretadas en dibujos espectaculares a todapágina, combinados a su vez con viñetas tradicionales cerradas en sus distintos marcos junto a otras que se van diluyendo en el gran arte secuencial de Bryan Talbot.

Bryan es un referente en el cómic underground de finales de 1960, pero se trasladó al mercado americano en la década de 1990, para trabajar principalmente para DC, con títulos como Hellblazer, Sandman y Batman. Saliendo de esta última etapa, nos tiene acostumbrados a un dibujo fuerte en el que la obra culmen fue el multiverso que creó de Luther Arkwright, en donde se aprecia un trazo fino y contundente que recuerda a los grabados realizados por los grandes maestros del Renaciemiento italiano. En “La virgen roja” emplea un trazo menos marcado pero cargado de matices que junto a un empleo brillante del negro y en ocasiones combinando con la fuerza del rojo y blancos rotos, dan como resultado un dibujo fuerte, potente, tenso y melancólico cuando toca.

Tras el éxito de Sufragista (La Cúpula), Mary M. Talbot y Bryan Talbot, adalides de un tipo de novela gráfica de carácter histórico y político hacen que “La virgen roja” se convierta en una obra indispensable en su categoría y para todo aquel amante del buen dibujo y de historias bien contadas. Los autores nos sumergen con guiños históricos de una época de forma sutil y bien pensada, que complementan una obra enriqueciéndola históricamente y convirtiendo el caso, por ejemplo, de Franz Reichelt, un inventro que ideó siguiendo los diseños de Leonardo da Vinci y de algunos intentos fallidos anteriores, una especie de paracaídas para intentar salvar la vida de aquellos pilotos de aviones que durante el vuelo fueran tocados por el enemigo y que les permitieran saltar desde un lugar alto, descendiendo suavemente a tierra. Pero el invento al ser muy rudimentario tuvo un final catastrófico, probando él mismo su invento desde una altura considerable de la Torre Effiel. Además, un equipo de filmación estaba preparado para registrar el acontecimiento. Reichelt, desde lo alto saltó y cayó de forma violenta, dejando un considerable agujero en el suelo. El invento de Reichelt es una clara metáfora de un sentimiento y una forma de pensar en la Comuna de París que llevó a pagar un alto precio a aquellos que intentaron aplicar sus ideas en una época convulsa, eso si, sentando las bases para un futuro que vendría mucho más turbulento.

“La virgen roja” // Bryan y Mary M. Talbot // Edicones La Cúpula // 2016 // 18,90 euros

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