Sailors fighting in the dance hall
Oh man!
(David Bowie, Life on Mars)
Hace dos años ABC se hacía eco del hallazgo del Mars, el buque insignia de la flota Sueca hundido en 1564 después de una feroz batalla. Hoy llegan hasta nosotros estas imágenes sin editar (vídeo sobre estas líneas) de cómo fue el descubrimiento de los restos del naufragio que, como casi todos los pecios del mar Báltico se encuentra perfectamente bien conservado.
En 2011 los buzos encontraron el Mars, orgullo de la flota de Erik XIV y el mayor buque de guerra de su tiempo, que había sido construido en 1561. Era entonces la nave más grande del mar Báltico y cambió las reglas de la guerra naval: aproximadamente 70 metros de largo y 1.800 toneladas. Con más de 100 bocas de fuego, tenía mucho más poder bélico que el resto de los buques de aquel siglo en el Norte. Una explosión a bordo lo mandó a pique en su primera batalla contra una flota danesa, asistida por barcos de la ciudad alemana de Lübeck.
Estamos en el año 1564, el día 31 de mayo en la costa de la isla sueca de Öland. El humo de los incendios es espeso, cargado de calor y los gases azufrados de la pólvora. Se oyen gritos de terror y agonía. Golpes de acero, fuego de mosquetes y atronadores cañonazos. Una bala da de lleno en la borda. Madera y metralla hieren a los artilleros que permanecían, como se suele decir, al pie del cañón.
Las cubiertas están encharcadas de la sangre pastosa de la tripulación: los caídos, los heridos, se mecen y se duelen al ritmo de las olas en mitad del fragor. Los contendientes resbalan en la sangre mientras luchan y los miembros más jóvenes de la tripulación, de 12 años de edad echan arena en la cubierta por todas partes con el fin de que resbale menos. La sangre se mezcla con la arena, en un latido árido que viene de Troya, de Roma, de todas las guerras de la historia, incluso las navales. La tierra que debe ser leve a los soldados, anuncia su presencia sobre las tablas del barco.
De repente, una explosión más fuerte, ensordecedora, sacude el Mars. La cubierta revienta y muchos hombres caen al agua, en mitad de una balumba de maderas, astillas, cuerdas y restos. El enorme buque está tocado y se debate sobre el agua lentamente, antes de desaparecer. Convertido como estaba en un campo de batalla, los soldados suecos y daneses -también los de Lübeck- tratan desesperadamente de abondonar el barco, al mismo tiempo que el incendio desatado en el buque hace hervir el agua a su alrededor como si fuera el propio infierno.
Una enorme nube de vapor se eleva, fantasmal, hacia el cielo. En ella, el Mars desaparece con toda su tripulación y cientos de soldados enemigos.
Todo eso es lo que, ahora, al contemplar el vídeo, puede volver a nuestra imaginación mientras bucean en silencio, en mitad de un mar oscuro, los arqueólogos subacuáticos. La historia siempre está por contar.
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