Una de las mayores crisis culturales de la humanidad es el expolio que sufre el patrimonio subacuático de origen hispánico en todo el mundo. Hasta tal punto la industria cazatesoros ha tenido un éxito global que ha conseguido “desmenuzar” y borrar la mayor parte de ese registro histórico.
El hallazgo colombiano del galeón San José, un buque de Estado español hundido en combate en 1708, es un gran anuncio que toca directamente a la sensibilidad de ambas sociedades. Razones históricas, culturales y jurídicas entremezcladas e irrenunciables para ambas, entre otras que se trata de un buque de guerra español y goza, en virtud del derecho internacional (que es derecho interno español y colombiano), de inmunidad soberana, hacen que ni España pueda excluir a Colombia ni Colombia a España en el reencuentro histórico con ese galeón de guerra y su destino.
Asimismo, españoles europeos y americanos se hundieron en esa tragedia y es el lugar de descanso de los militares y marinos que lucharon por aquello que unía entonces a colombianos y españoles.
En 2014, planteé en nombre de varios colectivos de la sociedad civil española y americana, en el congreso internacional sobre patrimonio subacuático IKUWA, la viabilidad jurídica de entender estos restos arqueológicos como patrimonio común hispánico. La identidad hispánica del pecio permitiría considerarlo como patrimonio común, un patrimonio compartido que facilitaría la cooperación, la participación de la comunidad científica, eliminaría el problema de la discusión de la propiedad y maximizar las posibilidades de defensa legal en todo el mundo.
España ha renunciado legalmente al aprovechamiento comercial de todo su registro histórico subacuático y desde su ordenamiento esta propuesta es perfectamente viable. Las decisiones de Colombia y de España afectarán a todo el destino del resto del patrimonio de origen hispánico en el mundo y no pueden ser decisiones basadas en un apego meramente territorial o nacional. Colombia ya ha podido aprender lo que supone colaborar con la comercialización de la arqueología tanto en los años de litigio con Sea Search en relación a este mismo galeón, como de lo que ha sucedido con Panamá, en que los cazatesoros pretendieron dirigir, en contra de su propio ordenamiento, la legalidad cultural panameña e internacional. Esta puede ser una gran ocasión para que la comunidad científica de ambos países, con el entendimiento de las respectivas Armadas, puedan colaborar en un proyecto inédito e imprescindible: excavar científicamente un galeón español de la carrera de Indias.
México ha sido un ejemplo en plantear este tipo de vía, y el propio INAH, expresó en relación al galeón “El Juncal”, el error que sería ahora negar la inmunidad soberana de los pecios españoles históricos, tanto por su defensa legal de cara a su preservación en todo el mundo, como en la obligación de cooperar que implica para europeos y americanos.
(Este artículo ha sido publicado en ABC versión papel el día 6 de dicimebre de 2015)
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