Ahora resulta que el presidente Zapatero juega a aficionado. A Carlos Herrera le ha dicho que él no hubiera votado por la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Ahora si que me pierdo. Seis meses después sale con estas. Toda la vida callando y mirando hacia otro lado en cuanto sentía un pitón cerca y ahora lanza este brindis al sol.
¿En dónde estaba Zapatero el pasado mes de agosto cuando los socialistas catalanes dieron libertad de voto ante la ILP que ha dado la puntilla a la Fiesta? Claro que lo mismo que ha hecho ZP lo hizo el entonces molt honorable president de la Generalitat, José Montilla. Al momento de la votación del Parlament salió diciendo que él no había votado por la abolición.
Aquí resulta que nadie estaba por prohibir el espectáculo taurino, resulta que entre todos la mataron y ella sola se murió.
De todas formas, casi es para estar de enhorabuena, pues peor hubiera sido que Zapatero hubiese hecho una apuesta por la delación como su ministra Pajín con la Ley antitabaco. ¿Se imaginan? Un formulario -en el Ministerio de Cultura, claro- para delatar a aquellos que acuden con asiduidad a las plazas, o a los lugares en donde se disfruta de esa afición como peñas y tertulias. No quiero dar más ideas, que con lo veleta que es el presidente igual se desdice de lo dicho ayer en la entrevista a Herrera y se lanza sin caretas a la caza de brujas, que al final igual les puede dar un bar de fumadores que un abonado de las Ventas.
Toros