La primera de San Isidro trajo una corrida cinqueña de La Quinta. Caras serias, de pocos amigos, pitones desarrollados y vueltos. Toros viejos con cinco años y medio. Pero que las pocas o muchas opciones que dieron a sus matadores, fueron siempre a izquierdas.
Las embestidas por el pitón zurdo fue una constante en todo el festejo, que acabó con el joven David Galván en la enfermería. A Alberto Aguilar le dejaron hacer pocas cosas el primero y el cuarto, y lo destacable siempre al natural.
De todos, resultó el quinto el que mejor se ofreció para que la cosa acabara con mejor balance para Javier Jiménez. Sus aviesas arrancadas en los dos primeros tercios, se tornaron en largas y profundas embestidas por esa izquierda que el torero manejó a medias, y a medias se quedó la cosa.
Duros los viejos santacolomas, que aunque herederos del Conde, salieron todos de izquierdas.
Entre barreras
por
Ángel González Abad