Ángel González Abad el 19 nov, 2015 Las hordas antitaurinas no cesan en sus ataques a los aficionados catalanes. Hordas, que no son más que el brazo violento de un cultivo político que durante años se ha gestado y que ahora, con las corridas de toros prohibidas, siguen en sus ataques. Hasta que algún día la “broma” y la “gracieta” de los pretendidos animalistas se conviertan en algo que lamentar. Díganme qué mal hacían un centenar de ciudadanos que hace unos días asistieron a la segunda de las jornadas de la Feria de Otoño en la Casa de Madrid en Barcelona. Convocados por una entidad legal, en un local y en un acto bendecido por la legalidad vigente y presos por un tiempo de la violencia y de los insultos, del ataque de quienes se muestran contra la cultura, que también por ley es la Tauromaquia. Sucedió mientras el escritor Carlos Abella presentaba su libro “Derecho al toro. El lenguaje taurino y su influencia en lo cotidiano”. Allí identificaron entre el público a varios conocidos activistas protagonistas de otros ataques, y allí les invitaron a que salieran de la sala y que no reventaran la conferencia. Allí se quedaron hasta que saltaron con sus amenazas, sus gritos insultantes, mientras que solo la educación de los aficionados evitó que la provocación acabará mal para los maledicentes. En el libro de Abella se encuentran definiciones a este nuevo brote de violencia: arreón de manso, dolidos en banderillas, repuchados, con embestidas rebrincadas, refugiados en tablas..., que así de rico es el lenguaje taurino para hablar de cobardía e intolerancia. Algunos de los mal llamados animalistas, al parecer, ya fueron condenados por falta de orden público por los incidentes del pasado mes de enero en el Congreso Taurino celebrado en L’Hospitalet, lo que demuestra una organización que anda en busca de la provocación. Ya han sido condenados una vez, y lo del día 13 de noviembre no debería quedar impune. Lo he dicho más de una vez y no me cansaré de repetirlo: no voy a pedir perdón porque me apasionen los toros ni eso es una provocación para nadie. Toros Tags antitaurinosBarcelonaCarlos AbellaCasa de Madridtoros Comentarios Ángel González Abad el 19 nov, 2015