Ángel González Abad el 27 may, 2012 ¡Otra corrida que se va viva! De los seis toros de Baltasar Ibán, cuatro merecieron irse sin orejas. Y si a alguno le parece excesiva la alabanza, me quedo con dos, el segundo y el tercero. Oportunidad de oro que se le va al mexicano Spínola, al catalán Serafín Marín y a Rubén Pinar. Pero con todo, los cuatro pirmeros fueron para abrir la Puerta Grande más deseada del Toreo. Desgraciadamente, ni por esas. Los de Ibán solo tenían casta y nobleza, solo ofrecían el triunfo a sus matadores… solo. Y como aquel “Fiscal” y sus otros hermanos de Alcurrucén, dejaron para la nada su larga crianza de toro bravo, esas décadas de selección, esos cuatro o cinco años en las dehesas y esos veinte minutos de gloria para su divisa. Ahora, mientras los toreros se lamen las heridas, queda por lo menos la discusiíon entre los aficionados si fue mejor y más bravo el “Fiscal” de los Hermanos Lozano que le tocó a El Cid, o el “Pistolero” de Ibán que se llevó Marín. ¡Qué pena! En la imagen, Serafín Marín ante el segundo de la tarde Toros Comentarios Ángel González Abad el 27 may, 2012