Ángel González Abad el 13 oct, 2012 “Si Dios quiere, sí, me retiro del toreo”, que no es lo mismo que “hasta que Dios quiera”, o sí, quién sabe. Pues eso, que Rivera Ordóñez se va. Los rumores se dispararon desde primeras horas de la mañana del sábado, antes de la corrida de Zaragoza. Se va Rivera, se va Rivera, y expectación ante la llegada del torero a la plaza. “Perdón, perdón, perdón”, decía abriendose camino hacia la capilla de La Misericordia, y “ahora no es el momento de hablar”, al preguntarle por el fin de su carrera cuando se dirigía a la boca del túnel de cuadrillas. Allí, mientras se liaba el capote de paseo, un abrazo a su amigo el periodita José María García, que tras desear suerte al torero despejaba dudas: Hay retirada y habrá corte de coleta al finalizar la corrida. Con todo ya claro, al tendido y a dejar discurrir la plomiza tarde por culpa de los toros de Las Ramblas y El Torreón. Que si el hermano de Fran, Julián Contreras, en el callejón, que si brindis del cuarto a su hija, que si las conversaciones con su novia Lourdes que ocupaba una barrera del tres. Además, El Cid le brinda un toro… Y cuando los focos ya iluminaban con fuerza la noche zaragozana, Rivera toma el camino del coche de cuadrillas, sin corte de coleta, sin el ritual anunciado por el periodista y amigo. Acoso de los medios a un mediático, y ese silencio que vemos tantas veces en los programas del corazón cuando se le pregunta por su vida. Solo al entrar en el vehículo que le iba a llevar al hotel, una frase que confirmaba todo: “Si Dios quiere, sí, me retiro del toreo” Y con esas nos quedamos, con la segunda despedida en la familia en una semana, a la espera de si Dios quiere. Toros Comentarios Ángel González Abad el 13 oct, 2012