Rosario Pérez el 28 abr, 2010 José Tomás vive para torear y torea para vivir. En el terreno prohibido para la mayoría de los mortales, donde muchos acabaríamos asfixiados por la angustia, respira la libertad. En territorio «comanche» perdió la sangre, el oxígeno, y casi le cuesta la vida. Porque los toros hieren y matan, señores. Cuando se abrieron los chiqueros de Aguascalientes, comenzó el rodaje. Pero la película que se rodó era verdad de principio a fin, sin dobladores ni tinta roja. La sangre de José Tomás, como la derramada por tantos otros, es real. Algunos se atreven a negar la autenticidad de la Fiesta. ¿Hay algún espectáculo con más pureza y veracidad? Toros Comentarios Rosario Pérez el 28 abr, 2010