Rosario Pérez el 25 oct, 2011 No era momento ayer de nombrar a los que no acudieron. El 24-O era para Antoñete, para rendirle el homenaje que se merecía en su inolvidable despedida por la Puerta Grande de las Ventas. Una Puerta Grande que se quedó pequeña por la multitud de aficionados y toreros que arroparon en su adiós al maestro del mechón blanco, un maestro que dio su bendición a figuras a las que no se vio, pero sí se las esperaba. Como el G-10 se las conoce. Ayer, salvo Enrique Ponce y Cayetano, ninguno más tuvo el gesto de aparecer por Las Ventas. Sí, mucho elogio en redes sociales o tertulias… Pero dicen que el camino se hace andando… Poca suela gastaron ayer la mayoría de las catalogadas como figuras. Desconozco la razón, grande, pequeña o mediana. Lo que sí sobraban es los motivos para acompañar a Antonio Chenel en su última salida a hombros. La grandeza también se demuestra en momentos así, como hizo el figurón Ponce, como hizo Cayetano, como hicieron tantos y tantos toreros de ayer y hoy, de clase alta, media y baja, jóvenes y veteranos. Menos la mayoría de los G-10. Intento encontrar el punto a por qué no estuvieron, pero, discúlpenme, no lo hallo (salvo alguna excepción). Ensalzaban sus coetáneos a Chenel, “número 5” veinticuatro horas, torero los 365 días del año. En el ruedo y en la calle. En la vida. Así, a secas. Empiezo a divisar a lo lejos algún punto, pero prefiero cambiar de rumbo, avanzar y no nombrarlo… Toreros Comentarios Rosario Pérez el 25 oct, 2011